De acuerdo con un diccionario en línea, el nepotismo es «la preferencia que tienen algunos funcionarios públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza». Eso es precisamente lo que ocurre en el Concejo municipal de Emiliano Zapata, quienes están ahí por la decisión de un tribunal electoral viciado y corrupto.
En el nuevo concejo, que habrá de durar seis meses, el presidente es José Manuel Carmona Fernández, su esposa la presidenta del DIF se llama Guadalupe Sánchez Martínez; en la comandancia está su hermano Moisés Sánchez Martínez; en Comunicación y Acción Social, su otro hermano José Antonio Sánchez Martínez, y en CMAS, el otro hermano César Sánchez Martínez.
Es el colmo, eso ya no es un Concejo municipal, es un concejo familiar. Ya nada más faltó que le dieran chamba al abuelo, como representante del Instituto Nacional de la Senectud y al hijo en la dirección de la Juventud. Pero esos cochineros sólo pasan cuando unos funcionarios públicos que deberían ser garantes de la democracia, sólo están pensando en “nalgas exquisitas”; ¿o no señor Juan Manuel Sánchez Macías?
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