Ana Miriam, la eterna candidata; como el tamo impelido por el viento

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Ana Miriam Ferráez Centeno FOTO: PATTY BARRADAS/FOTOVER
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Armando Ortiz / Existe una expresión bíblica que señala que existen personas tan indecisas, tan incongruentes, tan desechables, que son “como el tamo impelido por el viento”. El libro de los Salmos dice que los justos son “como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito. Los inicuos no son así, sino que son como el tamo impelido por el viento”.

El tamo, nos dice un diccionario bíblico, es esa “paja menuda y polvo que queda en las eras después de la trilla de cereales, como la cebada y el trigo. El tamo, no comestible para el hombre, era inservible, por lo que constituía un símbolo apropiado de algo ligero, sin valor e indeseable que había de separarse de lo bueno para desecharlo”.

El tamo es inservible, no es para consumo humano. Si en la trilla no se separara el tamo, ese polvillo provocaría problemas intestinales. Es por ello que el trigo o la cebada se zarandeaba en trillos o se volteaba con horcas para que el viento se ocupara de llevarse ese polvillo inservible, esa paja nociva. ¿Hacia donde se iba el tamo? Hacia donde soplara el viento, por eso la expresión bíblica concluye que los inicuos son “como el tamo impelido por el viento”. Van hacia donde el viento les ordene.

Así es Ana Miriam Ferráez, quien quiere ser algo, lo que sea, “a huevo”. No pudo ser alcaldesa porque no tuvo los alcances intelectuales para eso ni la fortaleza para enfrentar sus propios demonios. Una vez que le sacaran el tema de sus adicciones, o el tema de sus hijos, la señora se paralizó. La estrategia de su partido, en ese entonces el PAN, fue no dejarla hablar y cancelaron sus entrevistas, sus debates; calladita se veía más bonita. Como candidata del PAN repudió a Andrés Manuel López Obrador, a quien incluso comparó con Hugo Chávez. Afortunadamente no ganó; de todos modos sus hermanos no la hubieran dejado gobernar.

Pero Ana Miriam no se da por vencida y “como el tamo impelido por el viento” ahora va hacia el lado contrario, hacia esa izquierda que en algún momento repudió, hacia esa izquierda liderada por un “Hugo Chávez” mexicano, según ella. Ahora abraza la ideología de las izquierdas y todas las bufandas que junte, todos los juguetes que acumule, todo el amor que le sobre será para el pueblo, porque ha escuchado el llamado de su mesías tropical, Andrés Manuel López Obrador, quien ha dejado de ser un tirano, y se ha convertido en el caudillo que ella siempre ha ansiado.

Los justos, dice la Biblia, son “como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito”. Si Ana Miriam fuera de este grupo tendría raíces, estaría abrevando de corrientes de agua, daría su propio fruto en su estación y todo lo que iniciara concluiría con éxito. Pero no, Ana Miriam Ferráez es “como el tamo impelido por el viento”, es pajilla inútil, ese polvillo indeseable que hay que separarlo de lo bueno y desecharlo.

No se puede confiar en una persona así. ¿Cómo es posible que los de Morena, que tanto pregonan la justeza de sus ideologías, permitan que una persona que los repudió ayer, hoy sea parte de su cuadrilla? ¿Acaso no han entendido, no están cansado de tantas Evas Cadenas, de tantos Sebastianes Reyes, de tantas Miriams González Shéridan? ¿No se cansan de tanta traición?

Vamos a suponer, que no va a suceder, que Ana Miriam llega como diputada federal, como es su ilusión, pues ahora ya es Coordinadoras de Organización del distrito Xalapa rural. En el momento que a los hermanos les lleguen al precio, y vaya que lo tienen, estos le van a pedir a la hermana que vote a favor o en contra de lo que les dicten sus intereses, sin importar si Morena está o no de acuerdo.

Morena era “la esperanza de México”. Pero una vez que obtuvo puestos de elección popular, sus líderes, diputados y ahora alcaldes, están mostrando de qué están hechos. Ellos, los que aspiran pasar de diputados locales a federales, de diputados federales a senadores y a gobernadores, y de senadores al gabinete de López Obrador, esos, son los que van a llevar a la derrota por tercera vez a AMLO.

Ellos, y personajes indecisos, incongruentes, inservibles, desechables como Ana Miriam, Ferráez, personas que son “como el tamo impelido por el viento”.

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