Con la aprobación de la nueva Ley de Seguridad Nacional que ha propuesto el presidente y que sin reparos le dado el visto bueno el PRI y sus satélites, las voces en contra se comienzan a escuchar. Al menos la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se ha mostrado en contra de la aprobación de la misma y altos comisionados de la ONU piden no avalar la norma de mantener al Ejército en las calles.
Algunos consideran que dicha ley sería una patente de Corzo para los miembros del Ejército. En México hay datos bien documentados de cómo los miembros de las fuerzas armadas han abusado del uniforme al violar y lesionar a las mujeres indígenas de las comunidades más marginadas de Chiapas y Oaxaca.
Además, resulta grave y muy delicado que los titulares de las fuerzas armadas se entrometan en asuntos de la política nacional, como ya lo está haciendo el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, al condenar la propuesta de amnistía de AMLO.
Ojalá y no haya repercusiones y consecuencias graves al avalar una ley que ya no impida la participación del Ejército en disturbios sociales, si ya de por sí lidiar con los granaderos era difícil, imagínese ahora con hombres que han sido entrenados para matar.
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