Veracruz: antes como ahora

Ratas
Palacio de Gobierno
- en Opinión

Aurelio Contreras Moreno / Para promover su primer informe de actividades, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares publicó este miércoles el primer spot alusivo al mismo, bajo el título de “¿Recuerdas cómo estaba Veracruz hace un año?”.

En el video –que ha sido profusamente replicado por sus voceros oficiales y oficiosos-, se pretende hacer un comparativo entre la desastrosa situación por la que ciertamente pasaba el estado hace un año -luego de que Javier Duarte salió huyendo dejando atrás una entidad completamente quebrada, financiera y moralmente- con una idílica y poco real representación de la actualidad.

En la pieza, Yunes Linares afirma que en 350 días “pusimos orden”, “encarcelamos corruptos” –mostrando una imagen de Javier Duarte esposado y con un antifaz superpuesto- y, en un brevísimo atisbo de autocrítica, señala que “combatimos con rigor a los delincuentes”, “aunque no con los resultados que todos quisiéramos”.

Pero, ¿de verdad se puso orden en la administración pública y en el estado en general? Valdría la pena comparar cómo estaba Veracruz hace un año, contra lo que sucede actualmente.

Hace un año, Veracruz -y principalmente su capital, Xalapa- se desbordaba en protestas. No había día que alguna de las dependencias estatales, principalmente Finanzas y Educación, no fueran tomadas o bloqueadas. La amenaza de que no habría dinero para cubrir los compromisos de fin de año se cernía sobre la entidad. No era para menos. Un año antes, a finales de 2015, la administración duartista no pagó a tiempo salarios y aguinaldos de la burocracia y reprimió con la fuerza pública una manifestación de pensionados.

Un año después, ya no hay protestas ni bloqueos en Veracruz. Pero no porque no haya nada por lo cual manifestarse, sino porque, fiel a su estilo, el yunismo se ha dedicado a reprimir con toda la fuerza del Estado cualquier intento por reclamar algo en la vía pública. Ilegítimo o no.

Si bien es cierto que existe mucho más orden financiero que en los días funestos del duartismo y al menos la burocracia recibe su salario, no podría decirse que eso es generalizado. En las últimas semanas han aparecido varias quejas en el sector magisterial sobre retenciones irregulares e injustificadas de sus sueldos hasta por varias semanas, sin que en ninguna dependencia haya quien ofrezca alguna clase de explicación.

Dice en su spot Yunes Linares que ha encarcelado corruptos. Es verdad. Hay en prisión algunos integrantes de la camarilla que ayudó a Javier Duarte a saquear Veracruz. Pero lo que no dice el gobernador es que con otros más de esa misma pandilla hizo pactos inaceptables. Algunos se convirtieron en sus aliados, como el ex contralor Ricardo García Guzmán o el ex oficial mayor de la SEV Vicente Benítez. Varios más “cooperaron”, con dinero y/o información, y con eso se aseguraron, aunque sea momentáneamente, su impunidad, como los ex subsecretarios de Finanzas Juan Manuel del Castillo, Gabriel Deantes y Edgar Spinoso. Y por cierto, a Javier Duarte lo encarceló el Gobierno Federal.

En materia de seguridad, no sólo no se han dado “los resultados que todos quisiéramos”. Sin temor a exagerar, la violencia está peor que hace un año. No se incumplió únicamente con la promesa de resolver este problema en seis meses, sino que el fenómeno rebasó el mero ámbito del crimen organizado para insertarse en la cotidianidad de las familias veracruzanas.

Ante estos hechos, en la clase gobernante local debería privar la mínima prudencia y respeto en momentos en los que en Veracruz la población sigue sufriendo la falta de oportunidades, la pobreza, la crisis económica y la inseguridad rampante. En cambio, el gobernador nos deja ver que su informe de gobierno se apegará al guion de un triunfalismo que poco o nada tiene que ver con la realidad de la entidad.

Al final del spot, Miguel Ángel Yunes Linares anuncia que los “logros” a los que alude son “sólo el comienzo”. Curioso, para una administración que entra en su recta final ya que solamente durará dos años y que en 2018, lo más que podrá hacer es preparar su salida.

A menos que, más que su informe, lo que el gobernador haya comenzado a promover sea la campaña de su hijo para buscar sucederlo en el cargo.

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