En otras palabras, la sombra del santo dedazo hace su aparición; la convención de delegados tan sólo es una manera de justificar la decisión cupular. Al menos para Ivonne Ortega Pacheco, exgobernadora del estado de Yucatán y aspirante a la silla presidencial, así lo es.
El término dedazo en nuestro país se utiliza a modo de crítica para incidir en que un político o servidor público designa a su sucesor o colaborador sin seguir ningún proceso público y/o democrático de selección. El término se deriva del ademán de señalar con el dedo cuando se elige a alguien, como en este caso, el propio presidente saliente es el que escoge a su sucesor.
En todo caso, la dedocracia surge de la fusión de dedo y democracia y en México estamos muy acostumbrados a eso. Y si lo duda, este viernes se dará una prueba de ello, al menos dentro del PRI.