El fortalecimiento de la denuncia del Miguel Ángel Yunes Linares el pasado 6 de agosto, cuando se apersonó en la PGR para presentar pruebas sobre la red de cómplices de Javier Duarte en la que se encontraba la esposa del exgobernador, al igual que otros ocho miembros de esa familia, tiene muy preocupado al regordete exgobernador.
Duarte sabe que las cuentas bancarias de su esposa están congeladas, sabe perfectamente que su progenitora y sus cuñadas tienen en la frente la marca de Caín; todos los asocian con el dinero mal habido. Sabe que, si cae Mansur, la madre de sus hijos estaría a un pelo de ser inquilina de Pacho.
Y es que los veracruzanos tenemos muy pocas razones para alegrarnos, por tal motivo, después de ver a Duarte esposado y de rodillas en una camioneta de la policía guatemalteca, la siguiente imagen que alegraría nuestra vida y nos daría esperanza para poder confiar un poco en las autoridades encargadas de procurar justicia en este país, sería la detención de la mujer que creyó que podría tener abundancia, desde luego mal habida.