Si educa como pato, es pato

Pato
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- en Opinión

Rafael Pérez Cárdenas / Cuando corre la mitad del mes de agosto, la mayoría de las escuelas de educación superior ya han iniciado sus clases. Y con eso, se ha echado a andar el grandísimo negocio de la educación privada de mala calidad.

En México existen más de mil 400 instituciones privadas de educación superior, pero sólo 74 de ellas han comprobado su calidad académica, por lo que no puede tomarse a la ligera la elección de alguna de estas escuelas para realizar una carrera universitaria. Ante la imposibilidad de acceder a la universidad pública, miles de jóvenes corren el riesgo de que su deseo por estudiar sólo los lleve a tirar su dinero.

La cifra más reciente indica que la Universidad Veracruzana rechazó a 24 mil 600 jóvenes y sólo 16 mil 300 iniciaron la semana pasada el nuevo ciclo escolar en educación superior. Y aunque la cifra de jóvenes que tampoco logran su ingreso al bachillerato se conoce muy poco, lo cierto es que resulta tan grave como la de la última estación universitaria.

El costo de una carrera en una “universidad patito” puede alcanzar los 150 mil pesos y en una escuela particular, hasta los 750 mil pesos. La falta de cupo en universidades es tan grande, que desde hace algunos años la SEP ofrece a miles de jóvenes rechazados, ingresar a universidades particulares con una colegiatura mensual de mil pesos en el primer año de la carrera. Ya imaginarán de qué estamos hablando.

Toleradas ante la incapacidad del gobierno para atender la demanda educativa de los jóvenes mexicanos, las universidades privadas se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para la enseñanza superior de nuestro país. No sólo carecen del mínimo de calidad educativa, sino que se han coludido para hacer florecer el negocio de la educación superior en la ilegalidad.

En todo el país, sólo 10 por ciento de las universidades privadas cuenta con acreditación de calidad; apenas 37 escuelas tienen carreras reconocidas por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, y sólo 49 posgrados son válidos para la SEP y el Conacyt. En la última década, se les negó el Registro de Validez Oficial a 432 instituciones y a otras 99 se les retiró el reconocimiento de sus planes de estudio, mientras que a 376 lo otorgó para estudios en el grado de técnico superior, profesionista asociado, licenciatura, maestría y doctorado.

Pero algunas universidades privadas patito decidieron “salvar” el requisito y en lugar de optar por la calidad académica, han preferido clonar la página WEB de la Secretaría de Educación Pública (SEP), para incluir a su institución en los planteles que tienen Reconocimientos de Validez Oficial de Estudios (Revoes).

Y hablamos sólo de las que sí tienen registro ante la SEP. La Secretaría reconoce que carece de información de aquéllas que operan sin este reconocimiento oficial, ya que cada institución privada debe tener su propio reconocimiento de estudios en la entidad federativa en la que operan. En caso de que extiendan sus servicios a otros estados, deberá tramitar otro registro con la autoridad educativa del estado.

Sin embargo, incapaz de aplicar multas y/o sanciones, incluso en el ámbito penal por fraude comprobado, la SEP se ha limitado a emitir “alertas” respecto de las universidades que no cumplen con este requisito, lo que ha sembrado la sombra de duda de la tolerancia y complicidad. Es un robo es despoblado que todos conocen y nadie evita.

Por increíble que parezca, prácticamente cualquier persona u organización puede ofertar educación superior. Las instituciones particulares de educación superior no requieren de autorización previa por parte de autoridad educativa alguna para poder operar. Acaso, tienen la opción de solicitar el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE) para los planes y programas que deseen impartir.

Hasta ahora, los Revoes han sido una trampa enmascarada. El hecho de que una institución educativa cuente con este registro para un plan y programa de estudio determinado, no implica que otros estudios que imparta también tengan validez oficial. Se debe contar con un RVOE por cada programa de estudios.

Por eso, identificar una escuela patito es relativamente fácil. Según ha alertado la Profeco –quien asume que con el aviso queda exenta de responsabilidad-, en su mayoría son pequeñas empresas en busca de ganancias, cuyo interés es ganar dinero para sus dueños o socios. Las escuelas patito son instituciones altamente especializadas: no ofrecen programas que incluyan un amplio marco de temas, sino que se concentran en campos precisos dirigidos por el mercado, y tienen la habilidad de poder desplazar su atención dependiendo de la demanda de los estudiantes.

Además, en aras de privilegiar las ganancias, las áreas elegidas son aquéllas en las que es posible ofrecer una enseñanza a bajo costo sin necesidad de un costoso equipo de laboratorio; así, si la demanda disminuye en un área, rápidamente es sustituida por otra. Y no tienen ningún interés en la investigación porque esta va directamente en detrimento de sus ingresos.

La educación superior se ha convertido en una gran simulación al amparo de la complicidad. El gobierno hace como cumple, facilitando los registros; las escuelas simulan brindar educación a quien no puede acceder a la pública; los padres de familia se dan por satisfechos con que sus hijos sigan estudiando, y los alumnos se aprovechan –y padecen- de la descomposición de un sistema educativo que no les garantiza ningún futuro.

Así que si educa como pato, investiga como pato y cobra como pato, no hay duda, es una escuela patito.

La del estribo…

  1. No habrá sorpresas en la XXII Asamblea Nacional del PRI a celebrarse mañana sábado. Y no las habrá porque ya todo lo decidieron y votaron en las mesas temáticas. Sigue siendo un acto de mera simulación: aquéllos que se vean perjudicados por los cambios –los chapulines, por ejemplo-, basta con que los postule un partido aliado para que brincar cualquier obstáculo y mantenerse en la dolce vita.
  2. Desde el mes de mayo, la Parroquia de San Pío X de Xalapa ha emitido un exhorto con motivo del enlace matrimonial del popular y muy bien ponderado Alberto Silva Ramos con Paola Virués Rodríguez, mismo que se celebrará en Tuxpan de mañana al siguiente sábado. Con razón dicen con insistencia que al “Cisne” no tardan en echarle el lazo.
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