Duarte, según Veracruz

- en Opinión

Sergio González Levet / —Por fin agarraron a ese gordo jijo de su mal dormir. Ahora tienen que refundirlo en la peor de las cárceles, para que sufra un poquito de lo mucho que nos hizo padecer a los veracruzanos con su robadera, que nos dejó pobres a todos para siempre… y no nada más a nosotros, sino a nuestros hijos y a nuestros nietos. Lo que éste se llevó, junto con su esposa y sus cómplices, no tenemos para cuándo pagarlo.

Pues sí, pero pobrecito. ¿Ya vieron cómo está de enfermo? Que tiene la presión alta y el hígado mal, y sufre ansiedad, angustia y desesperación, como en la canción de Los Panchos. Y luego lo está dejando la esposa, no puede convivir con sus hijos… y ya no tiene amigos.

—¿Pobrecito? ¿Y todo el daño que hizo? ¿Ahora se nos va a olvidar la gente que perdió todo su patrimonio por las mentiras de éste? ¿Y los niños que se murieron porque no recibieron sus medicinas para el cáncer? ¿Y tantas obras mal hechas o que dejó tiradas?

El desarrollo de Veracruz sufrió un retroceso de décadas debido al latrocinio desmedido del grupúsculo de Javier Duarte de Ochoa. Este nefasto gobernante, sus familiares consanguíneos y políticos, y sus colaboradores/cómplices pensaron que se robaban dinero, pero en realidad se robaron el presente y el futuro de un Veracruz que debía ser fuerte, próspero en verdad, pujante y feliz…

—Felices debíamos ser, pero mírenos cómo estamos de tristes y acongojados porque todo nos lo dejaron mal los duartistas, hijos de las mañas de Fidel Herrera. Ande, voltee para acá y vea usted las carreteras destrozadas, los hospitales sin medicinas ni aparatos, los empleados sin sueldo o trabajo, los jubilados sin su pago.

—Y a mí me preocupa que lo vayan a dejar salir. Que, como dicen, se haya arreglado con el Presidente para que hagan la faramalla del juicio, lo metan un ratito en prisión, y que pronto lo dejen en libertad para que se vaya a disfrutar los miles de millones que se robó, como lo han hecho tantos políticos corruptos que hemos soportado los mexicanos a través de nuestra historia.

—¡Qué arreglo ni qué ocho cuartos! Peña Nieto es tonto, pero no suicida. Sabe que si suelta a Duarte (que es el villano favorito de los mexicanos), su candidato por el PRI a la presidencia -si logra ponerlo- no tendría ninguna posibilidad de competir contra Andrés Manuel o Margarita. Si así ya van muy adelantados, imagine usted al priista con la loza de la corrupción de Duarte encima.

—A mí también se me hace que Duarte se va a quedar en la cárcel, y él ya se dio cuenta. Por eso se le ve esa cara de loco y trae esa risita de desquiciado. Y luego las vestimentas, el cambio de “look”, como le dice mi sobrina: primero la barba y el corte de pelo de presidiario, y los cambios en su personalidad. Yo lo veo cada vez más acongojado porque ya se dio cuenta que sus abogados no lo van a poder sacar del lío, y vaya que nos cuestan mucho, porque ese despacho, que es el más caro de México, lo paga Duarte con dinero que nos quitó a los veracruzanos.

—¡Chingao! Tan sencillo que hubiera sido para él si se hubiera dedicado a tratar de reordenar el desmadrito administrativo que le había dejado Fidel. Para eso lo había puesto ahí, según pensó el negrito. Pero no, la ambición de su esposa, sus limitaciones intelectuales (por no decir una mala palabra) y sus traumas de niñez le ganaron la voluntad y las ganas de hacer el bien.

Por mí, que se quede para siempre preso.

—Sí, que se quede.

Que no lo vayan a soltar, o hacemos una revolución…

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