Cómo distinguir a un maestro gusano

Gusano
Maestro gusano FOTO: WEB
- en Opinión

Luis Ortiz Ramírez /

“La cobardía es asunto  de los hombres, no de los amantes. Los amores cobardes no llegan a amores,  ni a historias, se quedan allí.  Ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conjugar”.

Oleo de una mujer con sombrero. Silvio Rodríguez

En las escuelas existen dos tipos de maestros, los cobardes y los valientes, no es fácil distinguirlos, los cobardes insultan y gritan cuando lesionas sus intereses egoístas o se sumen por completo en un silencio humillante. Su cobardía no les permite argumentar, ni articular palabra, se les hace un nudo en la garganta, pero su propio temor les impide defenderse; este tipo de maestros se ven obligados a  bajar  la cabeza y mirar el suelo ante la tiranía. Los sindicatos están llenos de ellos.

Desde luego que los cobardes nunca van a admitir su cobardía, trataran de justificar su rol de gusano, por la prudencia y el no quererse meter en problemas, podrán observar la injusticia, pero su propia condición mísera, les impedirá levantar la voz contra el tirano. Los maestros valientes no se precian de serlo, ni buscan el protagonismo barato, no obstante su sentido de justicia, hace que hable cuando todos callan.

Mi madre un día me dijo; hijo recuerda que ser valiente no es enfrentarte a  golpes con todos, ser valiente, tiene que ver con ser capaz de afrontar con buen ánimo lo que le vida te depara y ser capaz de ganarle la partida algunas veces, a costa de jugarte algo mucho más importante que la honra, la fama o incluso la aprobación de las rémoras.

Luis recuerda que el cobarde, es tan cobarde que se esconde en el anonimato, solo vocifera y disfraza su cobardía, cuando está rodeado de otros de su misma condición, en ocasiones se esconden, tras las faldas de sus mujeres. Cuánta razón tiene mi madre, hoy no se descifrar que clase de maestro soy, lo único que puedo decir es que en esta vida, si alguien no sabe defender sus derechos y defender a los suyos, sacrificando su dignidad, no vale la pena vivir de esa forma.

Y es que es  cierto, el timorato, el miedoso, no arriesga, es conservador y mide el alcance de lo que siente o hace sentir. Le preocupa perder su coto de poder o sus efímeros privilegios que le proporciona su posición abyecta de sometimiento ante el tirano. El cobarde no propone ni sugiere, se ha acostumbrado a recibir órdenes con la punta del pie, no importa que lo humillen ante los demás, su cobardía es tan grande que cuando se miran ante el espejo, se asuntan de lo que ven, pero se aceptan como tal.

El valiente se entrega a pecho descubierto, es como el salmón, va en  contra de  la corriente, no importa que en la búsqueda de su propósito, se lastime y  pierda la aprobación de algunos corifeos. El valiente llora a veces,  y ríe a menudo, pero no corre la idea por su cabeza de dejarse vencer por completo.

Conozco a muchos maestros cobardes, no los juzgo, solo los evito e ignoro, no obstante, también conozco mujeres y hombres que son valientes, algunos son mis amigos, son de piel clara o morena, en muchas ocasiones los he visto con el puño arriba, protestando contra las injusticias, los he visto caminar bajo la lluvia, sin comer, directos a recibir la represión del poder tirano. A ellos va mi más amplio reconocimiento.

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