Lo que también pasó con Renato Alarcón es que la labor de comunicación social que hiciera en la delegación del ISSSTTE la echó por la borda como presidente del PRI. Se aisló, se distanció, se subió a su altar y sólo quería que le rindieran pleitesía. Si a esto le sumamos que su jefe de prensa es el exdiputado Marco Antonio del Ángel, hijo del convicto líder de los 400 Pueblos, pues se entiende que la relación de Renato con la prensa no iba a ser buena.
Sólo unos cuantos piden que Renato se quede en el PRI, la mayoría piensa que debe pasar a otra cosa. ¿Pero a dónde? Quizá a esperar su recompensa como diputado plurinominal para la siguiente elección.