Sin embargo, hoy sus intenciones ya no parecen ser muy claras; el romántico Robin Hood posmoderno que apareció en los montes azules de Chiapas con el pasamontañas, viene a hacerle el caldo gordo al Gobierno Federal, esa es la percepción que se tiene. El pensamiento de Maquiavelo en El Príncipe, divide y vencerás, pareciera ser la consigna que persigue este amorfo personaje.
Existe una desilusión y desencanto por el EZLN, nadie cuestionó sus motivos e irrupción en 1994, todo mundo cobijó a estos indígenas desprotegidos comandados por un gallardo y valiente guerrillero con pipa y pasamontañas. Hoy Marcos, o como quiera llamarle, sólo es un recuerdo perdido en la nostalgia de la desilusión; hoy este personaje ya no contribuye al fortalecimiento de la de la democracia; hoy este personaje sólo aparece para perpetuar el régimen totalitario del PRI, del que por cierto su hermana carnal forma parte.