La sola extradición de Javier Duarte de Guatemala a nuestro país podría tomar de seis a doce meses, al menos eso fue lo que pronosticó Alberto Elías Beltrán, titular de la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de la PGR.
De ahí empezaría un juicio que júrelo usted, va a estar lleno de amparos y de estrategias dilatorias, lo que retrasaría la sentencia otros tantos meses, quizá hasta un año o más. Antes de que se empiece a recuperar parte, sólo parte, del dinero que se robó Javier Duarte, se deben valuar y rematar las propiedades que adquirió con ese dinero ilícito.
Vaya usted a saber para cuándo llegará ese dinero a los veracruzanos, y en caso de llegar, habría que pedir que se utilice para el beneficio que en su origen fue destinado: salud, educación y seguridad. Nada más de suponer todo este trayecto ya nos cansamos; mejor será esperar sentados.
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