Rafael Junquera y sus recuerdos de la política veracruzana

Junquera
Rafael Junquera Maldonado FOTO: WEB

Junquera Maldonado nos contaba la anécdota sobre un joven Fidel Herrera que fue encomendado a recogerlo al aeropuerto cuando este fue llamado por Maldonado Pereda, entonces secretario particular de Murillo Vidal; el joven Fidel cargó las maletas de Rafael Junquera. Eso, en la mente retorcida de Fidel, sólo podía tener pésimas consecuencias. Junquera fue marginado por quien lo llamaba hermano, maestro, amigo. Fidel, fiel a sus mezquindades, no le cumplió a Rafael nada de lo que le había ofrecido.

Es memorable la anécdota de un día que Fidel llegó con su comitiva al Casino Español. Apenas se estaba bajando de su camioneta cuando Junquera lo abordó para decirle que nada de lo ofrecido se había cumplido. Muy a su estilo Fidel le dijo que no se preocupara, que lo atendía luego. Fue entonces que Junquera le dijo que no se apurara, pero que eso sí, el próximo personaje de su novela sería Fidel. Hasta las piernas le temblaron al negro, quien rápido lo llamó y atendió para que de todos modos sólo cumpliera a medias sus compromisos.

Durante más de diez años, cada sábado me reunía con Rafael Junquera en el desayuno de La Estancia, en la mesa redonda donde conversábamos con Roberto Williams, Fernando Morales, Miguel Ángel Cabrera Gordillo, Rafael Arias, Pepe Lima Cobos y Enrique Olivera. Fueron muchos años de aprendizaje a su lado, muchos años de aprender a defender la verdad como él lo hacía, empezando por asegurarse de esa verdad.

Hoy Rafael se ha ido y con él se fueron esos diálogos en defensa de su verdad, esos exhortos por ir al fondo del asunto, esas lecciones que me dejó un ser que supo hacer de la congruencia una carta de presentación.

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