Recuerdo la fuerza de su carácter y la defensa a ultranza de su verdad, si alguien defendía su verdad era precisamente Rafael Junquera.
Él llegó como jefe de Delegaciones siendo Juan Maldonado Pereda secretario de la Secretaría de Educación y Cultura; nunca supe si en realidad era primo o no de Maldonado Pereda, porque Rafael era Junquera Maldonado. Pero sí sé que quien tuvo mucho que ver para que don Juan Maldonado fuera secretario de Educación fue Rafael Junquera.
Mi amistad con él no se interrumpió desde que lo conocí. No era de muchos amigos, por lo que serlo por muchos años de Rafael Junquera era un verdadero mérito.
A mí me tocó participar en la edición de dos de sus libros, La eterna noche de Brumalia, y Don Julián echa su gato a retozar. Sobre el segundo siempre hubo ciertas suspicacias, pues se decía que el personaje, que era un hombre de la tercera edad que buscaba la felicidad con una mujer joven, se refería a algún político conocido. Quizá fue por ello, en el afán de descubrir al aludido en esa novela, que muchos políticos se dieron a su lectura. Vaya hasta Fidel Herrera la leyó.