Durante más de diez años, cada sábado me reuní con Rafael Junquera en el desayuno de La Estancia, en la mesa redonda donde conversábamos con Roberto Williams, Fernando Morales, Miguel Ángel Cabrera Gordillo, Rafael Arias, Pepe Lima Cobos y Enrique Olivera. Fueron muchos años de enseñanza a su lado, muchos años de aprender a defender la verdad como él lo hacía, empezando por asegurarse de esa verdad. Rafael Junquera murió hace tres años. Padeció una enfermedad de los pulmones que se le prolongó, que lo tuvo mucho tiempo con cuidados.
Si él todavía estuviera con nosotros, la tarde de este jueves nos hubiéramos reunido los amigos, con Charito su esposa y con sus hijos para comer la rica fabada que el mismo preparaba. Pero Rafael Junquera se ha ido y con él se fueron esos diálogos en defensa de su verdad, esos exhortos por ir al fondo del asunto, esas lecciones que me dejó un ser que supo hacer de la congruencia una carta de presentación.