Sin embargo, al día siguiente, el general dijo que no había sido levantado, que sí se les atravesó un vehículo intempestivamente, y que les dio tiempo de bajar de su unidad y tomar un taxi para huir de ahí. Oportuno el taxista y bastante negligentes los delincuentes que los querían levantar.
Al general y sus acompañantes los dejaron ilesos en libertad. Esos mismos delincuentes le debieron dejar un mensaje claro al general Martín Cordero Luqueño, quien tuvo que repetir esa versión que nadie le creía: «El problema es que se me cerró un vehículo, nosotros nos bajamos y nos fuimos en un taxi, ya posteriormente regresamos, pero no hay ningún problema, no quiero comentar absolutamente nada de eso». Pero el caso es que es que el General no tiene quien le crea.