En un comentario verdaderamente clasista, este sujeto de humildes orígenes comenta: «No me parece que se burlen simplemente porque tiene que pararse a las 4:30 de la mañana, a trabajar, agarrar 2 camiones, ponerse unos guantes rotos, subirse a la caja del camión e irse resbalando entre desperdicio y excremento humano para juntar unas cuantas latas de refresco y regresar a su casa donde su esposa lo espera amorosamente con un platito de frijoles y un café negro».
Lo que comenta Rodrigo Montoya es lo que tienen que pasar miles de trabajadores en el estado de Veracruz; cientos de padres de familia que trabajan en la limpia pública del ayuntamiento de Xalapa, que tienen que lidiar con la porquería, con la mierda de todos los habitantes de esta ciudad para llegar a su casa a que su esposa les dé un «platito de frijoles y un café negro». Y este sujeto quiere ser regidor; allá el alcalde si se obstina por ello.