Édgar Hernández* /
¡Ahogado en deudas!
Perseguido, acosado hasta por sus amigos y amenazado de muerte, el empresario cordobés Adrián Herrera se defiende: “¡No soy un pillo!”.
José Adrián Herrera Domínguez es un empresario del espectáculo, oficio, que él llama profesión, heredada por su padre don Juan Herrera, a quien en la época de don Rafael Murillo Vidal tocó organizar los carnavales de Xalapa y después las ferias hoy en extinción.
José Adrián, “mi papá me decía Cheche cuando niño”, luego de dos décadas de trabajo en el gobierno del Estado, decide incursionar en el mundo del espectáculo con singular éxito.
Su empresa, ya enrolada, empezó a proporcionar además servicios de alquiler de sillas y mesas, así como jornadas de entretenimiento y música en vivo en municipios varios bajo el patrocinio de la Secretaría de Salud, dirigida en ese entonces por Juan Antonio Nemi Dib.
Tocaría a “Cheche” pues, organizar ya como empresario de la farándula, importantes eventos y traer a relevantes grupos y solistas que llenarían el Velódromo y el Parque Colón, entre otras sedes.
“El negocio no dejaba tanto como piensan muchas gentes, pero dio empleo a mucha gente y me permitieron vivir con cierta holgura hasta que en 2014 sufrí un asalto a mi casa donde se robaron joyas y relojes de mi esposa y míos”.
¿Hizo la denuncia ministerial?
“Por supuesto”.
Y repone:
“Ello no impidió que nuestra organización siguiera caminando, no así con el pago de los servicios que otorgaba mi empresa a la Secretaría de Salud de Veracruz que a la fecha me debe seis millones de pesos”.
“Cheche” con sus conciertos abarrotaba los lugares donde se presentaba hasta que un buen día le apostó a traer a la capital al cantante Alejandro Sáenz y fue ahí cuando empezaron sus penurias.
La poderosa Ocesa –empresa del espectáculo nacional- permite la contratación del cantante que venía recorriendo el país con la gira “Sirope en vivo” mediante un depósito de cinco millones, el otro 50% se pagaría a la realización del concierto.
La promoción empezó vendiéndose con singular éxito. El 35% del boletaje –cuatro millones de pesos aproximadamente- se vendió en unos días, “eso fue por allá de septiembre del año pasado”.
¿Y?
“Algo pasó. La venta se pasmó. Intempestivamente se detuvo, no vendimos un boleto más y la fecha que se me venía encima. Es por ello que el 12 de octubre decidí cancelar el concierto”.
¿Qué pasó?
“No lo sé. Quisiera pensar que el Estadio Deportivo Colón no gusta a los jalapeños para ese tipo de eventos o tal vez fue que el cantante no llamó mucho la atención, situación que percibí cuando observé los números de las recaudaciones en otras plazas de la república en donde la ganancia quedaba en tablas o se perdía”.
Y no hubo más remedio que pagar y devolver el dinero por el boletaje en taquilla.
“Ocesa dispensó el otro 50% del pago a Alejandro Sáenz a cambio de que declarara que la cancelación era consecuencia de dificultades y cuestiones de logística, lo cual hice y comprometerme a reponer la taquilla”.
Así, lo invertido para la organización del evento y pago de personal se fue a la basura “y yo obligado devolver los cuatro millones ingresados”.
“Ese ha sido mi calvario. Vendí un terreno en la Murillo Vidal, pedí prestado, calendarice el pago luego de una guerra en las redes y amenazas, hasta de muerte, en las redes y… pues a tratar de superar la bronca”.
“A ello siguieron una serie de cancelaciones de contratos, la Feria de Coatepec me la retiraron; mi socio me hizo el vacío y yo… ¡Como apestado, hermano!”
¿Qué sigue?
“He pedido hablar con el gobernador Miguel Angel Yunes para explicarle mi paso por la administración pública y mi responsabilidad como empresario. No quiero más algo más que limpiar mi imagen”, dice categórico.
¿Tiene o tuvo usted negocios con medicamentos, tal como se ha publicado y denunciado?
“Yo nunca trabaje el tema de los medicamentos, sólo la organización de eventos y alquiler de mobiliario para la secretaría”.
En la charla con este reportero en conocido restaurante de Xalapa estuvo presente su señora madre, quien evocó a su esposo Juan Herrera fallecido en un accidente automovilístico hace más de 30 años “cuando mi hijo tenía apenas 13 años”.
“Mi esposo fue un servidor muy responsable. Fue el particular del licenciado Murillo Vidal, también responsable del Teatro del Estado y de la Sinfónica en compañía de Adolfo Domínguez… él es de la Juárez, compañero de Francisco Berlín”.
¿Qué piensa usted hacer?, se le pregunta a Cheche.
“Seguirle dándole. Ahí con estirones y jalones, pero voy a seguir adelante. Antes, como te decía informaré al gobernador y luego daré una conferencia de prensa para subrayar puntos de interés general sobre mi trabajo y particularmente el cumplimiento del compromiso con quienes le apostaron a la compra de un espectáculo que no se llevó a cabo y que yo he comprometido todo lo que tengo para cubrir los adeudos”.
¡Esa es la verdad de Cheche!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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