En este contexto uno se pregunta ¿dónde está Luis Ángel Bravo?, para que venga a dar la cara. Y es que la presencia del fiscal anterior es necesaria para aclarar este asunto que seguramente se convertirá en un escándalo de alcance nacional. Es un hecho que es responsabilidad del gobierno actual llevar ante la justicia a las autoridades del gobierno anterior, no sólo por la alianza criminal con los grupos fuera de la ley, sino también por la falta de humanidad y compasión para las víctimas y familiares.
En estos momentos no se cuenta con la capacidad para almacenar la cantidad tan alta de cadáveres, ni con el personal suficiente para que se encargue de identificar el muestreo y peritaje. Por otro lado, urge que aparezca Luis Ángel Bravo, el famoso Fisculín.