El PRI está empeñado en mostrarse delante de la sociedad mexicana como el enemigo principal de la corrupción, más cuando sus esfuerzos y golpes no cuajan, sólo son golpes al aire, un mero entrenamiento de sombra. La huida del peor gobernador que haya tenido el Estado de Veracruz y el presunto solapamiento de autoridades tricolores es la principal causa para que los electores veracruzanos busquen otras alternativas.
El mensaje que quiso mandar el Comité de Honor y Justica del PRI con la expulsión del partido tricolor a Duarte de Ochoa, sólo fue visto por la sociedad veracruzana como una charada y mascarada inútil. Resulta verdaderamente inconcebible que el Gobierno Federal, con los costosos aparatos de seguridad y rastreo satelital, no conozca el paradero del exgobernador veracruzano.
Este solapamiento es lo que cala en el ánimo del electorado, por eso el PRI puede pasar a ser la cuarta fuerza política en Veracruz. El panorama para los candidatos a presidencias municipales, es verdaderamente desolador. Entre ellos se dan ánimos, no obstante, en su interior existe un desanimo recalcitrante. Y todo por no haber detenido la rapacidad de un sujeto enfermo de poder y de riqueza como lo fue Javier Duarte de Ochoa.
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