Mil vidas en una…

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La presidencta de la mesa directiva, del Congreso del Estado, María Elisa Manterola FOTO: PATTY BARRADAS/FOTOVER
- en Opinión

Maryjose Gamboa / Detrás de la Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso local, de la Diputada, de la funcionaria pública que desde una fundación se enfrentó al sistema por defender al campo veracruzano, está la historia de una mujer que ha superado profundos dolores, que ha desafiado las normas impuestas por una sociedad en la que la doble moral impera, y que ha librado los enormes obstáculos que implica regirse sólo por sus convicciones… María Elisa Manterola Sáinz, Mariely como la conocen todos, ha vivido mil vidas en una, mil vidas que merecen ser contadas porque definen el carácter, los valores, y la personalidad de quien hoy preside uno de los tres poderes en el estado.

Aunque su familia es propietaria de una importante cadena de radiodifusoras en su natal Martínez de la Torre, Mariely ha preferido siempre mantenerse al margen,  abrir brecha por sí misma en oficios controlados por hombres… el campo y la política.  Y  aunque admite que no ha sido fácil, ha logrado transitar por ambos senderos con una filosofía de vida que resume en tres líneas: “No concibo las traiciones, no concibo las mentiras, hablo con quién tenga que hablar derecho y sin rodeos. Para mí el asunto es muy simple; cuando el piso esta escabroso pues lo sorteas, pero si esta parejo para que darle tantas vueltas”.

Lo dice con conocimiento de causa.  Creció en piso parejo, cobijada por un padre consentidor, por un apellido que en su tierra le auguraba un destino menos escabroso, sin embargo la vida le tenía preparado uno muy distinto, uno en el que ha tenido que ir sorteando el dolor, la impotencia, la traición, y las desilusiones, con la misma dignidad con la que asume las alegrías y las victorias.

Me casé a los 17 años y enviude a los 25, me quedé sola con 3 hijos en un pueblo chico como Martínez de la Torre, a mi esposo lo matan en un accidente, porque al final eso fue. Estaba con los amigos tomando unas copas, alguien saca una pistola para mostrárselas y sin querer alguno le quita el seguro, y su mejor amigo le pega un tiro en la frente y lo mata…  Me dolió mucho sobre todo porque mis hijos tan chicos se quedaron sin padre, pero no quise poner una denuncia, yo creo que le dolió más a él que a mucha gente que vi llorando,  yo sabía lo que se querían, eran amigos,  estoy segura que fue un accidente”, narra Mariely sin rastro alguno de rencor, pero con una mirada que refleja la nostalgia de a quienes el destino les arrebata de un golpe la vida que planearon.

Y vaya que así fue. Poco antes de perder a su esposo, perdió también a uno de sus principales cómplices de vida, su padre, y ocurrió en circunstancias igual de dolorosas, de difíciles. Ambas pérdidas definieron su carácter aun siendo tan joven: “A mi papá  lo habían secuestrado y asesinado poco tiempo antes, y no queda más remedio que aprender a tener la piel gruesa porque además vivía en un pueblo chico donde siempre hay habladurías. Por ejemplo una amiga un día me dijo, oye Mariely la gente está hablando de ti, Sergio mi marido tenía un mes de haber muerto, le pregunté qué es lo que decían,  y me contó que murmuraban que no me había dolido, supongo que porque no me veían llorando en cada esquina, lamentándome, pero tampoco veían que con tres hijos pequeños te tienes que hacer fuerte lo seas o no porque no sabes que más te depara el destino”.

No estaba equivocada Mariely, el destino le preparaba dos golpes más. El primero el tener que decidir entre el amor y la responsabilidad, el segundo enfrentar otra pérdida, aún más dolorosa.

Unos años después de perder a su esposo, Mariely conoció en una convención de radiodifusores al célebre conductor de televisión “El Gallo Calderón”, ella tenía 27  y  el 54.  Al año de noviazgo le pidió matrimonio y la deslumbró con un mundo que hasta ese momento para ella era desconocido:

El Gallo Calderón  era famosísimo lo admiraba mucho no sólo por el programa, también porque era de esas personas que siempre decían las cosas como iban, sin tapujos, estábamos a punto de casarnos, pero de repente, ya con casa en Lomas de Reforma viendo escuelas con Talina Fernández, vi un mundo que me asustó porque Juan desde las 5 de la mañana se iba a Televisa Chapultepec a los programas. Y aunque estaba deslumbrada porque conoces  productores, artistas, fuimos a Miami a entrevistar a Julio Iglesias, a eventos, salíamos en revistas, vaya un mundo que para mí, una muchacha de pueblo que no  había salido nunca de Martínez era impresionante, pero que al final del día no era al que yo pertenecía…  Me decía por ejemplo píntate las uñas pero a mí no me gustaba, hasta la fecha no me las pinto, cosas que no van con tu esencia, entonces dije no me caso y no me caso. El hombre fue a Martínez histérico, mis hijos iban a una escuela que era el Bambi y yo decía no, del Bambi al Franco Americano no,  este mundo no es para hijos, no sé si les negué la oportunidad de vivir en un mundo que pudieron tener muy buenas relaciones, muy buena educación (o también malas influencias) pero no me arrepiento”.

Después de eso pasaron varios años más hasta que Mariely conoció a quien fuera su última pareja,  y con él nuevamente el dolor de la ausencia:

Escucho hablar a las madres de los colectivos y se lo que sienten, porque aunque no es lo mismo perder a un hijo que a una pareja, la incertidumbre de no saber qué pasó con esa persona que amas te mata también… Él fue el amor de mi vida, mi última pareja con quien dure 10 años, mis hijos ya eran grandes, con él empecé a disfrutar lo que no había disfrutado a los 17, a salir, a las escaramuzas, eso, el amor de mi vida, que puede ser diferente al hombre de tu vida, puedes estar con el hombre de tu vida, pero no es el amor de tu vida. El hombre de mi vida fue el padre de mis hijos con el que no pude estar,  el amor de mi vida puede es al que siempre recordaré aunque no pueda estar con él. Era piloto y hace seis años desapareció, no es lo mismo que te enseñen un pedazo de cuerpo, ropa, algo que lo identifique, un ADN que te digan estos restos humanos, al menos  una tumba donde ir a llorar a que nunca sepas si esta persona sigue viva o no, y en qué condiciones”.

Ahora la vida de Mariely es otra. Su incursión formal en la política la llena de responsabilidades que poco tiempo dejan para pensar en otra cosa, sus pocos ratos libres los dedica a sus tres hijos, y a sus nietos, pero la vive con la misma pasión con la que vivió las otras, las mil vidas anteriores. Su experiencia como funcionaria pública en el DIF de Martínez de la Torre definió la manera en la que ha llevado sus encomiendas públicas:

Mi hermano era Alcalde y me invita con su esposa en el DIF y me gustó tanto que dije como puede ser posible que la gente te agradezca cuando le estás regresando parte de lo que es de ellos, no les estamos haciendo un favor cuando entregamos una silla de ruedas, una despensa, esa área social me gustó mucho, entonces  ya de ahí tuve la invitación de un amigo de participar en el DIF estatal con la señora Alemán y me vine a trabajar al DIF estatal. Después fui Presidenta del PRI en Martínez, mi papá era priista y desde que me dio mi credencial de elector me dijo que yo también lo era, lo fui por tradición, aunque a decir verdad si lees los códigos de ética de cada partido todos son una chulada, el problema es que los cumplan”.

Para María Elisa Manterola Sáinz,  Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso local, el problema no son ni  los partidos ni la política, sino quienes los representan. Sus enfrentamientos con Javier Duarte por la Fundación Produce, a quien el gobierno estatal no entregaba los recursos destinados al campo, la llevaron a la ruptura definitiva con ese partido, y creyó que con la política también:

Me desilusiono mucho, están de la fregada los que te dicen que si no sabes tragar sapos no eres política, yo creo que la gente está harta de escuchar a políticos que nada más dicen mentiras y yo nunca he sabido decir mentiras entonces me aleje, hasta que me invitó el Dirigente Estatal del PAN Pepe Mancha a ser candidata.  Miguel Ángel Yunes conocía a mi papá cuando él era un joven y mi papá alcalde, hay un afecto familiar, un agradecimiento de reciprocidad, cuando Miguel Ángel fue secretario de gobierno Pedro mi hermano, trabajó con él en la secretaria, Pedro se forma ahí, con él, fue su primer cargo como subsecretario, siendo secretario de gobierno, él era director de política regional, por eso acepté, y aunque fue una contienda muy difícil, incluso no conté con el apoyo de la radiodifusora de mi familia, finalmente gané con el apoyo de la gente y de mis hijos”.

Finalmente llega la Presidencia de la Mesa Directiva, y con ella otra disyuntiva más… ¿La amistad, la lealtad, o el deber?

El congreso se está manejando con total pluralidad, tanta que de repente no entendemos y nos duele no sacar una iniciativa que queremos y dices por qué no se pudo,  pues porque ya no hay aplanadoras, y también se vale que no estemos de acuerdo siempre ejecutivo y legislativo… Ahora a nivel personal,  digo  lo mismo que  en campaña, confío en Miguel Ángel, confío en que no va a mandar jamás una barrabasada, una iniciativa como las que mandaba Javier que regaló el estado, la basificación, pagar adeudos con un impuesto que tiene que ser para obras, confió en él y sólo espero no sentirme en algún momento defraudada por esa confianza, espero que ese momento en estos dos años no llegue”.

Al terminar la plática en la que Mariely se muestra ante los lectores como es siempre, franca, abierta, derecha, con estas mil historias tatuadas en la mente y en el alma que la llevaron a convertirse en una mujer solidaria y valiente, le pregunto en alusión a un restaurante que tuvo hace años en Martínez “La Doña”,   que se convirtió en el punto favorito de reunión de propios y extraños, como le gustaría ser recordada en su pueblo, como la “Presidenta” o como “La Doña”, suspira y responde… “Me quedo con “La Doña”.

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