Sólo los que vivieron el sexenio de Duarte, los que siguieron su corrupción, los que padecieron las consecuencias de esas conductas psicópatas, como los enfermos en los hospitales o las comunidades donde nunca llegaron los recursos para saciarles el hambre, porque la señora los tomó para darse la vida de lujos, sólo ellos podrían tener el albedrio para perdonar a esa mujer.
Pero es muy fácil, desde la comodidad de un escritorio, mirar lo que sucedió en Veracruz y juzgar, como lo hace el señor Salvador Camarena, a todos los que hicimos catarsis lúdica al enterarnos de las excentricidades esotéricas de la señora Karime.
