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Duarte-Karime: todo por la “ambición desmedida”

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / TENÍA TODO para trascender como mujer y profesionista en este mundo, todavía, manejado mayoritariamente, por varones, e incluso como madre y esposa. Cumplimentó con buenas notas estudios básicos y superiores, y alcanzó el grado de doctora en economía por la Universidad Complutense de Madrid, aun cuando es egresada de la carrera de derecho por la Iberoamericana, donde sus notas fueron de excelencia. Y si bien no nació en un hogar de multimillonarios, si en un seno clase mediero alto donde nada le faltaba, aun cuando dicen los que conocen la historia del padre que no era, precisamente, el mejor ejemplo, aunque tampoco un delincuente consumado capaz de segar vidas con tal de llegar a su objetivo. En sus redes sociales siempre mostró apego a la religión, y en varios post compartió imágenes del papa Francisco y de la Virgen de Guadalupe. También compartía con sus seguidores su gusto por la lectura, como cuando dijo que leía el libro “Recen por mí”, de Robert Moynihan, una introducción a la vida y las enseñanzas espirituales de Jorge Mario Bergoglio, ahora el Papa Francisco, primer Pontífice emergido de las Américas, aquí donde los españoles trajeron la religión a punto de lanza y bazuca. En suma, tenía virtudes que la hacían diferente, que le habrían abierto un mundo de posibilidades tanto en la academia como en la política y en su vida familiar, pero también tenía una ambición desmedida que conjugada con un hombre rencoroso con la existencia, vengativo, frívolo y sin escrúpulos que terminaron por dar al traste con sus familias, incluidos los tres hijos que si bien podrían heredar dinero, cargarán para siempre el descrédito de sus padres. En efecto, hablamos de Karime Macías, alguna vez de Duarte como se firmaba, y de Javier Duarte de Ochoa que cumple condena de nueve años en el reclusorio Norte de la ciudad de México por el saqueo al Estado, y que podría ser procesado por otros delitos si el Presidente da la orden, y a Cuitláhuac García Jiménez, dicen que beneficiario de aquel régimen, no le queda sino obedecer.

DE ACUERDO al médico y psiquiatra Luis Ortega y la especialista en adicciones, Desiree Jiménez Coli, la ambición desmedida es una conducta obsesiva de las personas que tratan de obtener metas y objetivos sin importar las consecuencias. Desiree define la ambición como el deseo del individuo de obtener metas concretas de una manera organizada y planificada, y señala que crecer personalmente, a nivel profesional o empresarial sin causar daños a los demás son manifestaciones de ambición positiva. Sin embargo, cuando la ambición se desborda y es desmedida resulta perjudicial, porque el individuo es capaz de hacer lo que sea hasta llegar o conseguir sus metas (como lo hizo la dupla Javier-Karime y seguidores). Ambos coinciden en que los políticos son ambiciosos obsesivos, porque además de lograr un cargo en el nivel bajo de los poderes del Estado persisten en subir peldaños y ascender al poder en busca del disfrute, mediante la imposición y el arrebato social. Desiree refiere que la ambición se crea en el ámbito político en la antigua Grecia, porque los políticos hacían lo que fuere para obtener el voto de los electores y así ocupar un cargo en el Estado o en cualquier instancia de poder (quizá lo que estamos viviendo, actualmente, con las manifestaciones y amenazas de Félix Salgado Macedonio en contra de los consejeros del INE, sobre todo del Presidente Lorenzo Córdoba Vianello al que amenaza, veladamente, de muerte en su afán de que le devuelvan una candidatura a la gubernatura de Guerrero que perdió por soberbio). Los ambiciosos desmedidos –dicen los expertos- son quienes no están satisfechos con sus logros y sus pasos no cesan para continuar hacia nuevas metas.

ORTEGA Y Desiree citan el caso de los políticos que logran un cargo y siempre quieren otros más altos a costa, incluso, de no importar lo ético y moral, lo cual los lleva a transgredir normas y apartarse de sus ejes fundamentales en el accionar social. Para el doctor Luis Ortega, la ambición es muy particular: personal y colectiva y es todo cuanto queremos obtener sin llegar a la obsesión, porque en ese caso se convertiría en una obsesión patológica, que es dañina. Pero dice que la ambición desmedida se convierte en patológica, porque el individuo llega a transgredir las reglas, normas y leyes para conseguir lo que quiere. “El ambicioso quisiera lograr lo máximo y cuando no lo logra, busca más y más por otra vía –incluido el asesinado o la represión-, y si logra sus objetivos-metas y no los disfruta, se convierte en una enfermedad, en una patología que requeriría de un trato especializado. Lo peor es que la ambición puede ser aprendida o genética, y esta última se produce cuando se transmite de padre a hijo, pero ésta puede ser positiva cuando se quiere crecer de manera sana, como seguir el ejemplo paterno o materno y llegar a ser profesional y obtener logros sin dañar a nadie. Pero la ambición desmedida también es genética porque así como el padre llegó a ascender socialmente y a nivel político sin importarle las consecuencias, sería un modelo a seguir por sus descendientes.

KARIME MACIAS Tubilla fue víctima de la ambición desmedida, no sabemos si genética o aprendida, y sus acciones la llevaron a torcer el camino sin reparar en sus hijos que es la familia más cercana, y mucho menos en el resto de su parentela, situación que la obligó a huir a Londres luego de que las investigaciones en su contra la encontraron culpable de desviar o defraudar 112 millones de pesos –además de otros ilícitos como operaciones con recursos de procedencia ilícita-, por los que ahora debe responder, y en ese tenor podría ser extraditada a México para ser llevada, inicialmente al reclusorio de Pacho Viejo.

Y ES que a Macías Tubilla, antes de Duarte, el primer tribunal colegiado en materia penal en la Ciudad de México le negó un amparo contra la orden de detención provisional con fines de extradición en Reino Unido, y con el fallo, la Fiscalía General de la República (FGR) no tiene impedimento para extraditarla y detenerla, ya que se le acusa del delito de fraude específico por 112 millones de pesos en agravio del DIF de Veracruz. Como bien se sabe, Macías impugnó, a través de un amparo en revisión, la resolución del juez Juan Mateo Brieba de Castro, titular del juzgado sexto de distrito de amparo en materia penal, quien le negó la protección de la justicia contra la orden de captura librada el 25 de mayo de 2018 por Alma Aleida Sosa Jiménez, jueza de control del juzgado de proceso y procedimiento penal oral del distrito judicial de Xalapa. Sin embargo, el colegiado ratificó la decisión del juzgador y la señora estaría con un pie en el avión de regreso al terruño, pero no en plan vacacional sino para enfrentar a la leu, todo por la ambición desmedida. OPINA carjesus30@hotmail.com

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