Reducido a una mínima expresión de movilidad, los otrora poderos líderes de la Sección 32 viven una realidad muy lejana a la que tuvieron cuando estaban en la cúspide del poder absoluto cuando reinaba el PRI en Veracruz. Desde la caída en desgracia de su líder moral Juan Nicolás Callejas Arroyo, todopoderoso en la Secretaría de Educación de Veracruz, el SNTE 32 ha perdido terreno y fuerza.
Su declive es notorio, sus agremiados nada más se ven las caras en los mítines y asambleas de reorganización del desconchinflado Equipo Político, en otros tiempos brazo ejecutor de índole electoral del oriundo de El Pato. No hay candidatos fuertes para ocupar las regidurías, sindicaturas y alcaldías como en el pasado.
Su presencia en el PRI ya no pesa desde el intento de Callejas Arroyo por querer ser el líder del PRI local hasta la fecha; la moneda de cambio del SNTE ya no tiene valor en el estado. Las bases compuestas de miles de maestros ya no reconocen el liderazgo “moral” de Callejas.
El grueso magisterial se ha identificado con Morena, un partido que supo capitalizar el descontento magisterial. De hecho, entre sus diputados se encuentra uno emanado del movimiento disidente.
Hoy el SNTE 32 busca posicionarse entre sus agremiados, busca a los nuevos que aparecen en las listas de prelación para que sean promotores del sindicalismo y se afilien al Equipo Político. Muchos sólo los escuchan, otros incautos se dejan seducir por la promesa de un cambio de adscripción más cercano a sus hogares de origen. Ya veremos si el SNTE 32 se logra recuperar.
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