Al parecer a algunos duartistas les está llegando el agua al cuello. Y es que muchos de ellos, teniendo abierta la llave de los recursos de Gobierno del estado, se diversificaron en varios tipos de negocios, aparte de comprar varios inmuebles. Tal es el caso de madame Gina, quien tuvo restaurantes, spas, radiodifusoras, agencias informativas, periódicos impresos y portales en línea.
¿Se imagina usted cuánto dinero se requiere para pagar a tanto empleado? Porque esos negocios no eran sustentables, sobrevivían del dinero que aportaba el gobierno de Javier Duarte. Una vez que se cerró la llave, sostener esos negocios resulta imposible y no queda de otra que cerrarlos y liquidar a los empleados.
Pues ante esta circunstancia ha trascendido que madame Gina anda en apuros. Con decirle que hasta el hijo de Gina, ese que presumía sus viajes a Las Vegas, se puso a vender un auto de lujo y una camioneta para pagar los sueldos y aguinaldos de tanto empleado que tenía Gina. Habrá que ver qué va a hacer Gina con el rancho que le compró a Amado Izaguirre en Xico, a lo mejor se lo regresa.
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