Cada quién sus pecados

Informe
Mensaje del gobernador interino Flavino Ríos Alvarado con motivo del VI informe de Gobierno FOTO:
- en Opinión

Filiberto Vargas Rodríguez / En el gobierno federal se mostraron sorprendidos:

– ¿Cómo es posible que se haya disparado a esos niveles el pasivo circulante en Veracruz?

– Muy sencillo: Porque ahora sí se dijo la verdad. Los informes que tienen hoy las calificadoras son los mismos que ha subido en las semanas recientes la Secretaría de Finanzas de Veracruz a su portal.

La sorpresa entre las autoridades federales era producto de lo informado apenas este lunes por la calificadora Fitch Rating respecto al comportamiento financiero de la administración estatal de Veracruz.

En su comunicado para dar a conocer una nueva reducción en la calificación crediticia del estado, Fitch Ratings explica que entre otras razones para tomar dicha medida, destaca el hecho de que se detectó «un nuevo deterioro en su posición de liquidez derivada de un incremento súbito en su pasivo circulante«.

Expuesto así no suena tan grave, pero si se precisa que el 30 de septiembre del 2015 la administración estatal notificaba sobre un monto de 3 mil 469 millones de pesos de pasivo circulante (esto es, deuda con proveedores y contratistas) y justo un año después ese mismo rubro muestra que alcanzó los ¡46 mil 398 millones de pesos!, entonces se podrá entender que la situación es dramática.

¿Qué ocurrió?

Que la actual administración, la que encabeza el gobernador interino Flavino Ríos Alvarado, decidió acabar con las simulaciones.

Ya en este mismo espacio se ha explicado que un mecanismo que utilizaba la Secretaría de Finanzas para disimular la gravedad de sus pasivos, era impedir que las dependencias de la administración estatal enviaran sus facturas, para el correspondiente trámite de pago.

Obligaban a las unidades administrativas a retener dichas facturas por pagar, pues en caso de recibirlas, de inmediato quedarían integradas a la contabilidad de gobierno y por la tanto la deuda con proveedores se dispararía a niveles inadmisibles.

La misma calificadora Fitch Rating explicó que en la mayoría de los créditos bancarios contratados por el Estado y las emisiones colocadas en 2012, se estipula una restricción relacionada con el pasivo circulante. Esta limita el pasivo de corto plazo a partir del cierre del ejercicio 2013 y hasta que se liquiden la totalidad de los financiamientos a un monto máximo de 800 millones de Udis, lo que a la fecha equivale a poco más de 4 mil 400 millones de pesos.

Los contratos de deuda tienen estipuladas las sanciones para quienes rebasen dichos límites y Veracruz los rebasó de forma escandalosa.

En la capital del país se sorprendieron de las cifras mostradas por el gobierno estatal y mostraron cierta consternación, pues ellos mismos habían sugerido a la próxima administración que recurrieran a la contratación de créditos de corto plazo para superar la falta de liquidez, pero desconocían las condiciones tan graves en las que se encontraban las finanzas de Veracruz.

Flavino Ríos fue claro con las autoridades hacendarias del gobierno federal. En su breve período al frente del gobierno estatal una postura indeclinable sería la de la transparencia. Nada habrá de ocultarse y como mencionó en su mensaje con motivo del sexto informe de gobierno «es tiempo de que cada quién asuma lo que le corresponde. Que quienes han fallado, enfrenten las consecuencias de sus actos«.

Para los que llegarán a partir del primero de diciembre también tuvo su consejo: «quienes apuesten a la política del encono y la confrontación, vean por el bienestar de la gente«.

Y qué mejor forma, que predicar con el ejemplo.

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