Al final seguimos ciegos

Donald Trump FOTO: WEB
- en Opinión

Zaira Rosas / Seré breve porque me he dado cuenta que la globalización no permite que la gente procese la información, que los mensajes breves y repetitivos pueden ser más fuertes que grandes discursos.

Llegados a este punto nada resulta como lo creíamos, ¿Qué podemos esperar después de todo lo visto en el 2016? Tal parece que la historia nos ha mostrado tantos escenarios en los que la tiranía ha destruido a la humanidad que aun así no hemos aprendido nada.

Seguí las elecciones de Estados Unidos como si fuesen las de mi nación porque hay miles de mexicanos del otro lado que no conozco pero son tan míos por ser mis paisanos y compartir las raíces de un mismo origen, pero también porque es imposible creer que lo que pase al otro lado de la frontera no nos afecta, sería absurdo pensar que estoy a salvo con sólo no ir de compras al extranjero.

¡Ilusos! Criterios egoístas y pensamientos como el no me afecta o no quiero que me afecta son los causantes de lo que se avecina para las naciones, comenzamos con Gran Bretaña pidiendo su independencia de la Unión Europea, dónde un montón de personas mayores decidieron por el futuro que vivirán los jóvenes, es decir votaron por la vida de otros. Por otro lado en Colombia las cicatrices de un pasado doloso y quizás los malos recuerdos acumulados los hicieron rechazar la paz. Y ahora para rematar con la cereza en el pastel, bienvenido sea Donald Trump como Presidente a la Casa Blanca, incluso al escribirlo ciento que son una burla, me parece irreal el resultado.

Pese a todo pronóstico, pese a los sondeos y encuestas asegurando que ganaría Hillary sólo resta decir: nos equivocamos, erramos quienes confiábamos en la primer mujer liderando al país vecino y tengo la certeza de que nos estamos equivocando como humanidad, quizás principalmente porque se nos ha olvidado lo que es ser humano y vemos únicamente por el bienestar de cada uno de nosotros, al final creo que las personas prefieren vivir en la desigualdad y esos discursos en los que pregonamos estar preocupados por el otro son meramente una utopía.

Sin embargo, recuerden este año como la pauta a una factura social que no tarda en llegar, las elecciones que hagamos tendrán repercusiones y aunque en muchos aspectos las decisiones no son nuestras, deberíamos tomarlas como un ejemplo de errores que no deberíamos repetir, si no aprendimos de la historia, aprendamos de las demás naciones.

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