Se la perdonamos a Ricardo Anaya porque no conoce muy bien Veracruz, porque el 90 por ciento de su pensamiento está en librarse del fuego amigo proveniente de las huestes de Margarita Zavala.
Es por ello que sin conocerlos llamó a los alcaldes veracruzanos derrocadores de un gobierno corrupto; los pintó como héroes, como si ellos se hubieran estado siempre enfrentando al monstruo de la corrupción, como si entre los alcaldes hubieran salido las víctimas del régimen duartista.
Y es que Anaya, presidente nacional del PAN, sólo ve lo que ha sucedido en las últimas semanas. Un grupo de alcaldes que a unos días de terminado el sexenio se han levantado para reclamar las partidas federales que no les han entregado. Pero lo hacen cuando Javier Duarte ha renunciado. Se meten a la jaula cuando el tigre ya no está ahí.
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