Poco a poco irán saliendo más propiedades, porque ahora nos damos cuenta que este criminal que se hizo pasar como gobernador sólo vino a robar a nuestro estado. Desde que llegó a la administración pública su propósito fue dejar atrás sus tiempos en que repartía pan, sus tiempos en que era humillado por ser un donnadie por el ahora su socio Jaime Porres, esos días en que lo bajaban del auto en que viajaban los ricos con la excusa de “sobras uno”.
Desde esos días Javier Duarte fue guardando resentimiento, pero en contra de los que lo humillaban, sino un resentimiento cabrón en contra de sí mismo, de su mediocridad, de su cretinismo. Duarte pensó que todo eso lo curaba el dinero. Por eso se hizo ladrón, para curarse sus complejos.