El telón se ha levantado, la obra de teatro ya ha comenzado, el Gobierno Federal pretenderá ser un despiadado juez y verdugo contra los corruptos. Lo hace no porque quiera hacerlo, lo hace por obligación. Reza el dicho: «perro no come perro». En el caso del PRI, y por ende del gobierno de Peña Nieto, saben perfectamente que la sociedad mexicana no se ha tragado el cuento de que Duarte se fugó y ellos no saben dónde está.
Los organismos de inteligencia del Estado Mayor Presidencial, el Ejército y la Marina están bien dotados de tecnología satelital, sin embargo, están quedando ingenuamente como unos tontos. El helicóptero en que se fugó es una buena pista para comenzar a investigar; su bitácora de vuelo y el nombre del piloto deben estar ahí. Los medios terrestres o aéreos en los que se movió deberán estar grabados en las carreteras y en las bitácoras de vuelo.
Tenga usted la seguridad que antes de que comiencen las elecciones del Estado de México en el 2017, Javier Duarte aparecerá esposado y escoltado por agentes federales. Total, el telón ya ha sido levantado.
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