Los organizadores de la entrega de estos reconocimientos patitos no saben o ignoran que, precisamente durante la LXIII legislatura, se cometieron las peores pifias legislativas, claro, con el visto bueno del merecedor al Premio Maya 2016. Recordará usted, que el propio presidente les regresó la propuesta de hacer un órgano independiente de evaluación, contraponiendo a la propia Reforma Educativa, o cuando el refrito de la propuesta sobre el aborto les fue negada, y qué me dice de sus nombramientos abortados sobre la fiscalía anticorrupción o de la burda basificación de los amigos aviadores.
Pero lo peor de todo, nunca defendió a los maestros sobre la Reforma Educativa y con gran cinismo avaló todas cuentas de Javier Duarte, el gobernador en desgracia y hoy prófugo de la justicia. Pues que le aproveche su Premio Maya 2016, que al parecer tiene más valor y méritos un premio de una caja de cereal.