«La información extraoficial que tengo es que huyó el sábado en un helicóptero que le proporcionó Flavino Ríos (el gobernador sustituto)». Esa declaración de Miguel Ángel Yunes Linares, gobernador electo, ha cobrado fuerza conforme pasan las horas. Los teléfonos del gobernador con licencia se encuentran apagados. Nadie da razón de él, nadie sabe dónde está, ni el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras.
Es más, ni el presidente del PRI sabe dónde anda Javier Duarte, «si Yunes Linares sabe dónde está Duarte, que lo diga», dijo en su visita el día de hoy a la capital del estado de Veracruz. Si eso es cierto, será un duro golpe para la credibilidad del PRI, sería como mandar un mensaje a la sociedad veracruzana de que los priistas se tapan con la misma cobija.
Cómo es posible que con los equipos de inteligencia de la federación y con más de 200 miembros de élite cuidando las pisadas del gobernador alicaído, éste haya desaparecido sin dejar huella. Ese cuento nadie se lo cree. Urge que aparezca Duarte, pero más le urge al PRI.
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