Peña, ¿Qué quiere para Veracruz?

Nación
Enrique Peña Nieto FOTO: VIVE HOY
- en Opinión

Édgar Hernández* / Gracias, muchas gracias, por las muestras de solidaridad.

No muy agradecido, pero sí respetuoso de localizadas críticas con fines partidistas y nada agradecido por los insultos a raíz de mi última publicación en donde aludo “cateo a la residencia de Miguel Angel Yunes Linares”, motivo de una disculpa pública al no poder confirmar mi exclusiva que ahí quedó… en el aire.

Agradezco en lo que vale a quienes pareció correcta una disculpa pública por mi yerro en favor del gobernador electo, no así a quienes me reclaman que haga lo mismo con Javier Duarte y que le pida perdón público.

No lo haré.

Habrá que esperar el juicio de la historia.

Y es que hoy la dinámica del cambio avanza y la reflexión obligada es, a propósito de quienes sugieren pedir perdón a Duarte, quien vive en el limbo de la indefinición política y judicial, es saber ¿qué va a pasar en Veracruz de cara a la actitud omisa del propio Presidente Enrique Peña Nieto, quien irresponsablemente guarda bajo siete llaves nuestro futuro, el futuro de Veracruz, al cual no ha ayudado en nada, ni política, ni social, ni económicamente?

Peña Nieto, a hechos, desprecia a Veracruz, a los veracruzanos que no votaron por él cuando su candidatura presidencial.

Hace como que ya merito va a aplicar todo el peso de la ley a los saqueadores, adelanta noticias y desliza verdades a media. Todo a cuentagotas, en trascendidos y eso ya no gusta.

Basta observarlo.

Hace como que ordena la expulsión del seno familiar a  Javier Duarte, dándole la espalda en un acto público; pide al PRI le quieten derechos partidarios que le importan un rábano y… ¡Es todo!

Juega a la legalidad y violenta la ortodoxia política.

¿Por qué no ha recibido al gobernador electo Miguel Angel Yunes en la casa presidencial? ¿Acaso considera que hay un resquicio para evitar que asuma la magistratura?

Grave.

Muy grave que se ataje la voluntad ciudadana que llevó a la victoria a Yunes. Olvida que el pueblo viene del hartazgo, que no acepta eso de que no nos volverán a saquear como pretexto para que nos sigan robando dando a cambio inseguridad, corrupción, desempleo.

Hoy los tiempos han cambiado.

El PRI quedó no está segundo, sino en tercer lugar electoral y para el pueblo esa esperanza de que la opción de cambio que propone el PRI ya no es creíble.

Atajar la asunción de Yunes es impensable. Puede provocar una reacción social de imprevisibles consecuencias. Daría lugar a la resistencia civil, acaso al estallido, con todo y que la razón jurídica, judicial y de estado estuviera de parte de la federación.

Y es que a estas alturas del partido hay asuntos que no tienen marcha atrás. El Congreso del estado, el nuevo, llega en cuatro semanas. Su misión: gestar nuevas leyes regresar el orden administrativo y jurídico y que se llame a cuenta a violadores del gasto público.

Su meta: darle un vuelco a la soberanía veracruzana para que sus diputados no sean más los empleados del ejecutivo al servicio de intereses confesables.

Todo en el marco de un gobierno estatal, el que viene, de suspiro ya que Morena pisa los talones.

Por tanto, ¿Le conviene a Peña atajar al PAN?

Hay quien cree que sería mejor dejarlo pasar; que transcurra el breve gobierno estatal que concluye el 2018 para que entre el PRI en desigual batalla y se de preferencia a una nueva victoria panista con tal de zancadillear a los morenos.

Si la presidencial, tal como se observa, habrá de pasar por Veracruz, por qué Peña tendría que impedir la asunción de Yunes Linares.

Mejor aún.

Si la voluntad ciudadana de los veracruzanos está en primer lugar en estos momentos por acción nacional con un serio riesgo de cambiar a Morena ¿no es mejor negociar con el aliado natural, la derecha y su disfraz de izquierda (PAN-PRD) con quien ha compartido ya dos veces la presidencia de México, para no dejar en riesgo el arribo a Los Pinos del Peje?

El PRI en el 2018 la tiene muy complicada.

Peña Nieto está a un tris de decidir la alternancia presidencial y Veracruz no puede quedar en medio de la indefinición política.

Esto es, si se va a proceder contra Duarte, es el momento. Si va a permitir la asunción de Yunes, que lo haga. Si le va a garantizar al saliente que se vaya limpio, pues que le limpie el apestoso camino con razones y documentos en mano, no con guerritas mediáticas o definiciones a largo plazo como las que plantea la Auditoría Superior de la Federación.

Lo que no puede es andar como dormido.

El tiempo gana. La presidencial está a la vuelta de la esquina. La sucesión en Veracruz se empezará a calentar en 14 meses… ¿Qué espera?

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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