Sabino Cruz V. / Las movilizaciones realizadas por maestros estales de los diferentes niveles educativos en la semana que corre durante cuatro días seguidos, en demanda del pago inmediato de diversas prestaciones que les adeuda el gobierno de Veracruz, y afectando varias vías de acceso a los municipios de Veracruz, Lerdo de Tejada, San Andrés Tuxtla, Catemaco, Poza Rica, Altotonga, Jilotepec, Naolinco, Las Vigas, Perote, San Miguel, Banderilla, Alto Lucero, Actopan, Emiliano Zapata, Coatepec, Congregaciones Las Trancas, 6 de Enero y Castillo; así como algunas de las principales calles y venidas de Xalapa: Xalapeños Ilustres, 20 de Noviembre, Calle Revolución, Av. Lázaro Cárdenas, Av. Xalapa, Av. Ruiz Cortines, Calle Zamora, Calle Allende, Calle Atletas; además de las oficinas de la Secretaria de Educación de Veracruz, no solo fue la expresión del hartazgo que burócratas del estado tienen hacia el “patrón sustituto”, la irresponsabilidad en el manejo de los recursos etiquetados para la formación de niños y jóvenes, la exigencia del cumplimiento al pago por servicios prestados –que a decir de algunos manifestantes son más de 24 meses- y la capacidad de organización de los docentes.
Maestros afiliados a varias corrientes sindicales dejaron las aulas como medida de presión. Coerción que tiene su lógica y justificante para los cientos de mentores que forman parte de la nómina estatal; sin embargo, sin que esto signifique que estoy descalificando el movimiento, me pregunto -y les pregunto a los maestros del Sistema Educativo Veracruzano (federalizados y estatales)- qué estamos haciendo para que nuestros educandos, alcancen una formación que les permita, al egresar de un centro escolar, incorporarse al mercado laboral, percibiendo sueldo bien remunerado; qué tanto somos cómplices de la formación de reservas obreras para que empresarios, corporativos políticos/religiosos o transnacionales tengan mano de obra barata; qué tanto somos corresponsables de los altos índices de violencia, asesinatos dolosos/culposos, crimen organizado, etcétera enquistada en toda la geografía estatal/nacional.
Si bien, les pasará por su mente, al estar leyendo las dos últimas líneas, que en su vida académica, hay un maestro/maestra que les guio/orientó para que superaran/modificaran su conocimiento a nivel de la “doxa” por el conocimiento a nivel de “logo” (Freire, 2005, 93); que les desarrollo de tal manera su sensibilidad y conciencia política que desde entonces, como ahora, perciben críticamente como están siendo en el mundo, cuál es su función en el entramado social y que medidas consideran necesarias para mejorar el entorno; aunque esto, como apuntan como dicen los “clásicos”, son excepciones que conforman la regla.
Pero el problema no solo está en la presencia del docente en las aulas, la reproducción a “pie puntilla” del Plan y Programa de Estudio 2011; en disminuir el rezago educativo; incrementar la eficiencia terminal, y que se eleve la cantidad de años escolares (10.2 años de estudio). El problema, señala el informe del Banco Mundial: Mentes y Comportamientos en el Trabajo Fomentando las habilidades socioemocionales para el mercado laboral de América Latina, está en que estamos formando estudiantes con muy bajo nivel de comprensión y reflexión de textos escritos, sin las “habilidades cognitivas avanzadas y (lo que incluye pensamiento crítico, eficiencia y liderazgo) y un conjunto de conductas, actitudes, rasgos y valores personales (conjuntamente, habilidades socioemocionales), que incluyen honestidad, trabajo en equipo, puntualidad y responsabilidad, entre otras cosas”
De acuerdo a un estudio realizado en la década del 2010 por el Banco Mundial, los empleadores le dan cincuenta y uno por ciento a las habilidades socioemocionales: Ética laboral, Trabajo en equipo, Honestidad, Puntualidad, Responsabilidad, Creatividad de los candidatos a ocupar un puesto; veintinueve por ciento a las habilidades cognitivas avanzadas: Comunicación, Resolución de problemas y pensamiento crítico; cuatro por ciento a las habilidades cognitivas básicas: lectura y escritura y matemáticas; y dieciséis por ciento al conocimiento técnico y computación.
La defensa de los derechos laborales es una garantía constitucional a la que todos los trabajadores estamos obligados a defender. Los miles de profesores y profesoras que integran el magisterio veracruzano, dejan parte de su vida en las aulas buscando formar hombres y mujeres integrales, que no sean indolentes e insensibles ante el dolor ajeno, responsables del cuidado del entorno que habita; así como comprometido con las causas sociales.
Así como también le debe dedicar tiempo a desarrollar en ellos habilidades cognitivas superiores y socioemocionales para que obtengas mejores trabajos, empleo formal y sueldos elevados. La reforma educativa que desde 2013 fue puesta en marcha, quizás sirva para que los educandos reciban una mejor educación de calidad, en tanto que los planes y programas de estudio están enfocados a que desarrollen varias habilidades; aunque esto debe ir también acompañado de mejor salario para los docentes; y lo más importante, que estos tengan un verdadero compromiso con la educación, amén de que sepan de las demandas del mercado laboral, para que los hagan competentes y competitivos.
El movimiento magisterial, que paralizó por momentos las vialidades de algunas ciudades importantes del estado de Veracruz, marca el inicio de las nuevas relaciones laborales con las autoridades educativas. Los docentes mostraron carácter y determinación para estar bajo la lluvia por horas, organización y capacidad de movilización; pero sobre todo, el no permitir, como antaño, que sus líderes hagan acuerdos “en lo oscurito”.
Comentario Breve
Desde hace ya varios meses el parque Juárez es tomado como estacionamiento particular de una funcionaria del Ayuntamiento de Xalapa, lo que le da un mal aspecto a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, además de ocupar áreas destinadas al recreo de l@s niñ@s. Invito a las autoridades municipales a ser los primeros en respeten las normas de buen gobierno y que no permitan el atropello del personal que forman parte de la estructura de gobierno.
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