El presidente de la Junta de Coordinación Política Juan Nicolás Callejas Arroyo se debe poner las pilas. Si Javier Duarte no renuncia o pide permiso para atender las averiguaciones ministeriales, el Congreso de la Unión deberá estar promoviendo el juicio de procedencia para desaforarlo y que proceda la separación legal para llamarlo a rendir cuentas. El propio Javier Duarte por dignidad debería pedir licencia para enfrentar semejantes acusaciones.
Si Callejas Arroyo no lo hace, los mismos diputados deberían exigírselo, o acaso esperan la llamada de la Segob. La situación se le complica a Duarte y su pandilla. Seguramente en unas horas o días veremos como la PGR hace presencia más notoria en la capital del estado.
Por eso, es necesario que el Congreso local deje de estar de vedette y se ponga del lado de los veracruzanos. Conociendo a Callejas Arroyo, éste seguramente le seguirá cuidando las espaldas al gobernador en desgracia. Ni modo, por el momento comienza a oler a reclusorio de alta seguridad en Veracruz.
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