Si Callejas Arroyo no lo hace, los mismos diputados deberían exigírselo, o acaso esperan la llamada de la Segob. La situación se le complica a Duarte y su pandilla. Seguramente en unas horas o días veremos como la PGR hace presencia más notoria en la capital del estado.
Por eso, es necesario que el Congreso local deje de estar de vedette y se ponga del lado de los veracruzanos. Conociendo a Callejas Arroyo, éste seguramente le seguirá cuidando las espaldas al gobernador en desgracia. Ni modo, por el momento comienza a oler a reclusorio de alta seguridad en Veracruz.