En Chihuahua, a pesar de activar los protocolos de acarreo, no consiguieron apaciguar los ánimos de la gente que asistió al Grito y César Duarte tuvo que tragarse su buena dosis de mentadas de madre y rechiflas.
Según el portal de Proceso, «pasada la medianoche, apareció un grupo de jóvenes con vestimenta chola que se acomodaron de manera intimidatoria entre el público. Tocaron cornetas tricolores y se cambiaron de lugar más de una vez», al final, este grupo intentó alentar una porra, pero el grito de los asistentes fue mayor para acallar a los acarreados.
Algo parecido sucedió en Morelos donde, a pesar de la extremada seguridad y el bloqueo de la prensa para cubrir el evento, no se impidió que los morelenses se expresaran en contra del gobernador Graco Ramírez, quien después de invocar el ¡viva México, se llevó una fuerte rechifla.