Javier Duarte, con un pie en la cárcel

Cárcel
Xalapa, Ver. El exgobernador Javier Duarte de Ochoa FOTO: PATTY BARRADAS/FOTOVER
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Armando Ortiz / Una vez dejado de la mano de su “amigo” el presidente, el gobernador Javier Duarte empieza a mirar las consecuencias de su actuar. Su apuesta era por la impunidad, la buscó desde diversos ángulos. Lo ideal hubiera sido que su amigo del alma Alberto Silva llegara a gobernador de Veracruz para que éste le cubriera las espaldas, sin embargo Alberto dio muestras de una ineficacia terrible como candidato; tomándose muy a la ligera el encargo hizo declaraciones que lo anclaron a su propia realidad. Después de ello, y al darse cuenta que Héctor Yunes sería el candidato de su partido el PRI, Duarte de Ocho buscó arreglar las cosas con él. Sin embargo sus asesores y amigos le echaron a perder todo, haciéndolo tomar decisiones equivocadas; le hicieron creer que su presencia era un activo para el candidato Yunes Landa, y que sin su ayuda Yunes Landa no podría ganar. Héctor no veía la hora de quitárselo de encima.

Después, dicen algunos, que buscó aliarse con el candidato de Morena, lo que resulta un salto al vacío, una salida desesperada. El mismo Héctor Yunes hablaba de reuniones en Casa Veracruz donde Cuitláhuac García salía con las maletas llenas de dinero. No sabemos a quién le conste, de esos encuentros sólo hubo dichos. Sin embargo, ya pasadas las elecciones muchos operadores declararon a este periodista que el apoyo del gobierno a Morena fue más que evidente. Morena dio la pelea, y estuvo a punto de ganar la elección, de no ser por la tozudez de su candidato y su militancia.

El resultado de la elección definió la suerte de Javier Duarte. Ya se lo habían advertido desde gobernación, según trascendió en medios oficialistas del centro de la República: Si ganaba Morena, el gobierno federal lo metería a la cárcel, si ganaba Yunes Linares, éste lo metería en la cárcel.

Ganó Yunes Linares. Las denuncias que ha hecho el gobernador electo en contra de Javier Duarte están muy bien sustentadas. De acuerdo con el abogado Jorge Winckler, en la investigación obtuvieron todos los documentos de las propiedades de los prestanombres de Javier Duarte, entre estos de los amigos y familiares. Tan sustentada está la denuncia por lavado de dinero, que no falta día en que se descubran las maneras como Javier Duarte pensaba burlarse de todos los veracruzanos. Es demasiado dinero para ocultarlo, demasiadas propiedades como para no darse cuenta, es demasiada corrupción como para que el muerto no saliera a flote.

Duarte tenía sus razones para sentirse tranquilo. Pensaba que había enterrado el “muertito” lo suficientemente profundo como para que nadie se diera cuenta. De hecho pensó que había tomado todas las precauciones necesarias para que no se le vinculara con el crimen, sin embargo, como dicen en las series de televisión: “No hay crimen perfecto”.

De eso se están dado cuenta algunos de sus cómplices; las personas involucradas, beneficiarios de todo este saqueo ya están hablando y dando santo y seña de dónde está enterrado el tesoro. Otros, que poco o nada tenían que ver, también fueron utilizados, como Domingo Yorio, quien ahora será perseguido por la Procuraduría General de la República por mentir, por encubrir. ¡¿A quién se le ocurre encubrir a semejante criminal!? ¿Tanto amor le tenía a su puestecito en la oficina de Catastro? ¿Tan jodido está que tenía miedo de quedarse sin trabajo? ¿Vaya pendejo, vaya pendejada?

El otro que se negó a encubrir, al menos en esta etapa al gobernador de Veracruz fue Rafael Valverde en el Registro Civil, quien entregó a la PGR lo que ésta le solicitaba sin decírselo al gobernador. Cuando Duarte se enteró lo corrió. Sin embargo, los informados dicen que Valverde se prestó para otras cosas, como entregar cartas de defunción de personas que aparecían como socios de las empresas fantasmas; ese es otro cabo suelto que habrá de conducir a Duarte.

Por supuesto que alguien filtró lo de las 16 propiedades de José Antonio Mansur, alguien filtró la información sobre la herencia que Moisés Mansur le piensa dejar a Javier Duarte; acción absurda que deja muy en claro de qué manera su utiliza a un prestanombre.

Duarte ya no tiene salida. Puede pasearse por los restaurantes franceses de la Ciudad de México simulando estar tranquilo y “a todo dar”, pero sabe que está ya con un pie en la cárcel. Es por ello que en estos momentos es más peligroso. Por el daño que pueda hacer en los siguientes días, ya ¡atrápenlo!

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