Muchos maestros federales afiliados a la sección 32 y que no votaron por el PRI y además puntualmente cada quincena se les descuenta el uno ciento de su salario, ya no ven la hora para que el nuevo gobernador electo venga a limpiar el cochinero que han hecho los incondicionales de Juan Nicolás Callejas Arroyo. Es una verdad absoluta que el oriundo de El Pato llegó a conseguir un poder omnímodo en el estado de Veracruz, gracias a la manipulación vergonzosa e indignante de miles de profesores que, por necesidad, tenían que andar haciendo bulto en sus mítines y reuniones sindicales.
Desde luego que los gobernadores en turno le correspondían al Cacique romántico. Con Fidel Herrera era común ver a su hija Ruth Callejas, comisionada en la Secretaría Particular del gobernador, ganado un oneroso sueldo pagado por la SEV y otro por el Gobierno Estatal. Esta maestra ganaba tan bien que después con Javier Duarte y colocada en la oficina de Escuelas Particulares pudo darse el lujo de viajar al exótico y carísimo Dubái.
Su poder le ha permitido tener por más de 10 años a su hijo Pedro Callejas Roldán con dos comisiones percibiendo 80 mil pesos y su tarea consiste en la realización de «labores sindicales». El orgullo de su nepotismo no pasa desapercibido, Juan Nicolás Callejas Roldán, quien percibe un sueldo de 102 mil pesos, también le ha tocado estar pegado en la ubre del gobierno. De verdad que el magisterio veracruzano espera que el nuevo gobernador electo tenga los fueros suficientes para dar un manotazo en la SEV y saque a toda esta bola de vivales, incluyendo a los jefes de departamentos, que sólo sirven para hacer bulto.
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