Octavia Ortega Arteaga, presidenta de la mesa Directiva del Congreso, deja el puesto legislativo para ocupar el lugar de vaquillera. Resulta que la secundina del aún jefe del Congreso, Juan Nicolás Callejas Arroyo, titubeante señala lo siguiente: «Creo que hasta los mismos priistas estamos cansados; queremos acciones concretas que vayan en el desarrollo y en el rumbo que tenemos que tomar; hay que agarrar el toro por los cuernos, ponernos a trabajar y no hay que parar, esto no se ha acabado aún».
¡Vaya cinismo! Presume ser torera, pero ni a vaquillera llega. Esa es la voz de chisguete de una diputada desgastada que sólo sirvió de comparsa a las órdenes de su patrón, experto en las argucias románticas seniles, que no tiene ningún peso ni calidad moral para sugerir que hay que trabajar. Aclaramos que esa sugerencia es para los tricolores.
Resulta que la exmaestra de bachilleres ahora se queja de las broncas de dimes y diretes entre un gobernador nefasto, considerado el peor de la historia de Veracruz, y un buen candidato priista que tuvo que cosechar lo que él nunca sembró.
La panuquense olvida que los electores no votaron en contra de Héctor Yunes Landa, sino sufragaron un voto contra de las corruptelas de un gobernador nefasto y su grupo de rufianes.
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