¿La última visita de Peña a Duarte?

Duarte
Javier Duarte de Ochoa y Enrique Peña Nieto
- en Opinión

Arturo Reyes Isidoro / Quizás, acaso, este jueves sea la última visita a Veracruz del presidente Enrique Peña Nieto en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa.

El mexiquense viene a cumplir una agenda con la Secretaría de Marina, no por alguna actividad concreta relacionada con el Gobierno del Estado.

En el puerto abanderará una patrulla costera y en la Escuela Naval de Antón Lizardo inaugurará la biblioteca virtual y luego encabezará la graduación de cadetes de la generación 2011-2016.

Por eso mismo, el protocolo indicaría que no habrá lugar para que hable el gobernador Duarte en ningún acto, pues los micrófonos estarán reservados sólo para el Presidente y el Secretario de Marina.

Esto es, no habrá oportunidad para que públicamente y delante de él le agradezca a Peña por el apoyo que le dio, que es lo que haría si le dieran la oportunidad.

Claro, a menos que el inquilino de Los Pinos quiera darle calor y le permita dirigir un mensaje, que sería el de despedida ante él en territorio veracruzano.

El martes, en entrevista radiofónica, Duarte presumió que se siente respaldado por Peña y dijo que tiene comunicación con él, una buena comunicación, se entendería.

El 30 de noviembre de 2015, quince días después de que había rendido su Quinto Informe de Gobierno, el gobernador presumió también su amistad con el Jefe político del país.

En una memorable comida en Xalapa con un grupo de columnistas a la que llegó sin estar programado, durante una larga charla dijo:

El Presidente me tiene una estima que la siento en los hechos. Nunca he tenido un no del Presidente. Todo lo que le he pedido siempre me ha dicho que sí”.

Ello porque, confió entonces, le había delegado la gran responsabilidad de que fuera él quien tomara la decisión de quién sería el candidato del PRI para relevarlo este año (véase “Prosa aprisa” del 1 de diciembre de 2015: “El Presidente me delegó que yo decida: Duarte”).

En una declaración de gran calado político en la historia del estado y del país, soltó: “En tema de la sucesión, me dijo: Javier, nunca me has fallado, pero esta es la decisión más importante de tu vida, no te puedes equivocar, con lo cual me está dando la gran responsabilidad”.

Presumió en aquella fecha: “Tengo una ventaja que es una gran responsabilidad: soy el único amigo veracruzano que tiene el Presidente. Esa es una gran responsabilidad”.

Recordó que él había sido el primer gobernador que prácticamente lo destapó como candidato presidencial ante la clase política veracruzana durante una comida en el Salón Tajín de la Casa Veracruz en septiembre de 2011 luego de un acto en el que se hermanaron Xalapa y Toluca, siendo Peña Nieto gobernador del Estado de México.

Ahí dijo: si quiero ser presidente. Le dije que como consejero político nacional y estatal tenía todo mi apoyo y el del priismo veracruzano”.

Reveló entonces también que en la campaña había sido convocado al cuarto de guerra del hoy Presidente. “El Presidente me tiene una gran estimación, que es correspondida”.

¿Qué tan cierto era todo aquello? En cuanto a la gran decisión para que él decidiera su sucesor, su amigo le falló. No pudo imponer a Alberto Silva Ramos y fuerzas políticas de la Ciudad de México optaron por Héctor Yunes Landa.

Pero si en eso le falló, hay indicios para pensar que en otras no y que lo que dijo en aquella comida en parte era cierto.

A finales de 2014 me invitaron a viajar a la capital del país y en círculos políticos de alto nivel escuché la versión de que ya para entonces les preocupaba la situación del estado y temían que se perdiera la gubernatura.

Había conciliábulos casi permanentes entre Manlio Fabio Beltrones (era uno de los más preocupados), Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray Caso (éste por la terrible situación económica que ya se padecía) y los tres coincidían en que para aquel entonces Javier Duarte le hacía mucho daño al PRI y había que sacarlo del estado.

Encargaron al Secretario de Gobernación que transmitiera al Presidente lo que pensaban los tres, aprovechando que acababa de rendir su Cuarto Informe de Gobierno. Pero Manlio dijo que no lo quería con él, Videgaray tampoco, y fue Osorio Chong quien ofreció que él le buscaría un acomodo en su dependencia.

Pero Peña Nieto dijo que no, que no lo movieran, que lo aguantaran, lo que bajó la guardia al trío. Sin duda alguna, el Presidente sostenía a su amigo, y confiaba en él.

Lo que pasó después ya se sabe. El PRI, esto es, Duarte perdió la elección, al menos él es el gran responsable, y está a casi tres meses y medio de terminar en el cargo, pese a las muchas voces que han pedido que lo obligaran a solicitar licencia por las graves crisis de seguridad y económica que ha enfrentado y que no ha podido resolver.

Hoy, tanto Peña como Duarte están envueltos en escándalos por presuntos actos de corrupción, aunque los dos se defienden y niegan ser culpables y alegan inocencia, con la diferencia de que Duarte ya se va y Peña sigue siendo el Presidente.

¿A estas alturas le sirve para algo el gobernador? A punto de terminar su gestión, perdida la gubernatura, perdido el control del Congreso local, con la mayoría de la población en contra, con casi toda la prensa encima de él con sus críticas, en medio de una grave crisis económica, acusando por graves daños por actos de corrupción o por haberles permitido a sus colaboradores, no se ve para qué.

Duarte, como Peña, tiene, además, un grave problema: el de la percepción, la mala percepción que tiene entre los veracruzanos. Puede que algunas cosas que dice y con las que se defiende de tantas cosas en su contra sean ciertas, pero nadie le cree.

Por más que el priismo asegura que no, lo cierto es que su mala imagen personal y la de su gobierno priista impactará negativamente a los candidatos de su partido en las elecciones municipales del próximo año. ¿A estas alturas le sirve para algo al Presidente?

En todo este escenario tendrán hoy el que sea quizás su último encuentro institucional en territorio veracruzano. Pero para ninguno de los dos el encuentro será fácil: si Peña apapacha y le da calor a Duarte, lo acusarán de proteger a un presunto corrupto y las críticas le van a llover; pero si no, entonces el gobernador será quien se lleve la paliza mediática. Ni para dónde hacerse.

Inusitadamente, ayer el gobernador tuvo actividades oficiales, algo ya muy poco en él. Tal vez lo hizo acicateado por la visita presidencial de este jueves. A ver si le sirve para algo.

Cerrarán la deuda en 90 mmdp

Cuando ya prácticamente el ejercicio fiscal del último año del gobierno de Javier Duarte de Ochoa ha concluido, la cifra oficial que se dará a conocer o que se reconocerá de la deuda pública estatal será de 90 mil millones de pesos, de los cuales 30 mil los habría heredado el gobierno de Fidel Herrera Beltrán.

Con ser la cifra estratósferica, con ella tratarán de amortiguar las versiones que cifran el adeudo que se heredará en 170 mil millones de pesos.

Anulan elección en Cosoleacaque

Va de nuez. Anoche se esparció rápidamente la noticia de que el Tribunal Electoral del estado anuló la elección para elegir diputado local por el distrito de Cosoleacaque, donde se había dado ya como diputada electa a Rocío Pérez, de Morena.

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