La frustración de Deantes

Deantes
Casa de Gabriel Deantes en el fraccionamiento Las Ánimas en Xalapa
- en Opinión

Arturo Reyes Isidoro / Quienes han visto últimamente a Gabriel Deantes Ramos comentan que lo han visto triste, muy triste, cabizbajo, frustrado.

La razón es que las mansiones que han salido a la luz pública de sus compañeros –o excompañeros– de la prosperidad, que tienen en The Woodlands, en Texas, le tiraron su moral hasta el suelo.

Porque ahora se siente un pobre pobretón y ya nadie lo pela ni saca a colación su mansión en Las Ánimas, en Xalapa, popularmente conocida como “El miadero” porque dicen que es tan grande que tiene más de 20 baños.

Hasta ahora, esa humilde chocita, un huevito tipo casa de interés social del Infonavit al lado de las de Texas, era considerada el mayor logro obtenido por un funcionario del gobierno de Duarte, “producto del esfuerzo de tantos años de trabajo”.

Pero resulta que lo suyo es un juego de béisbol en un campo llanero al lado de lo de Arturo Bermúdez y de Harry Grappa, ¿y de Javier Duarte?, ¿y de quiénes más?, quienes, esos sí, hay que reconocérselos, juegan béisbol en las Grandes Ligas de las inversiones inmobiliarias.

Durante el pasado periodo vacacional me pasó por la cabeza echarme una vuelta por los condados de Harris y de Montgomery, en Texas, donde está The Woodlands, el paraíso terrenal que han escogido los prósperos para ir a descansar luego de haberse sacrificado seis años por todos los veracruzanos –¡ejem ejem!–, pero con un propósito muy definido.

No pensaba ir en plan de descanso, de paseo, de distracción, sino de negocios, sí, así como usted lo lee, de negocios, de empresa.

Si Marcelino Fernández ya hasta piensa poner una sucursal del Café La Parroquia por aquellos lares para atender a los prósperos paisas, para que no extrañen Veracruz, yo pensé en la posibilidad de conseguir un localito con cargo al aguinaldo que me van a dar en diciembre como trabajador de la UV (aunque todavía debo de lo de mis pasadas vacaciones), para venderles esquites, empanadas, garnachas, memelas, gorditas de frijol y de dulce, picaditas, tamales de todo tipo, chiles rellenos, tortas, pambazos, nachos, churros y todo lo que sé que les gusta.

Con esto me saco la lotería sin comprar billete, me dije; pensaba que ahí estaba el negocio de mi vida y la única posibilidad de salir de pobre para siempre.

Cuando investigué y consulté vía internet los precios y las condiciones para montar un pequeño negocio en el país de Donald Trump, volví a la realidad. Ni trabajando cien años sin parar día y noche, ni volviendo a nacer y seguir trabajando, jamás lo lograría. De veras hay que tener dinero para hacerlo.

Y me volví a preguntar entonces cuánto tienen los prósperos, a cuánto asciende su fortuna en dólares, de dónde sacaron tanto dinero, porque aparte de lo que se paga de impuestos en los yunaites, no es cualquier baba de perico, mantener sus mansiones requiere todo un capital. Y me sentí tan frustrado como Deantes saber que ni siquiera puedo tener una casita de interés social en el puerto jarocho para tener dónde llegar los fines de semana, para ir a bailar son montuno cubano.

Pero en esas estaba yo ayer cuando de pronto, ¡pum!, una comunicación del joven jazzista Even Arias, nacido en San Diego, California, pero residente desde hace varios años en Las Vegas, Nevada, junto con sus padres, de origen mexicano (sólo son atención conmigo cuando me reciben de visita), me hizo reparar en que, pudiera ser, tal vez los prósperos han comprado y decidido irse a vivir a Estados Unidos en el peor momento.

No por el alza del dólar, que se ve que a ellos les sobran, sino por la posibilidad de que Donal Trump gane la Presidencia, pues mis amigos de Las Vegas traen una preocupación encima: si gana Trump piensan vender su casa en la llamada Ciudad del Pecado y regresar a México ante la discriminación y el acoso que sufrirían por este émulo de Adolfo Hitler norteamericano.

¿Alguien se imagina a Duarte, a Harry, a Bermúdez y a todos los prósperos subidos en un vagón de ferrocarril camino de algún campo de concentración por ser morenitos, tener todos los rasgos de mexicanos (cuando va uno allá los nopales en la cabeza no los puede ocultar), listos para convertirse en grasa para algún jabón?, ¿en manos de algún doctor tipo Mengele?

Creo que finalmente Deantes debiera recuperar el ánimo y pensar que después de todo no le ha ido tan mal y al menos en Xalapa sigue siendo de los más ricos, y que vale más ser cabeza de ratón que cola de león, y que en México, Trump le hace los mandados ¿o no?

Y yo para curarme de mi frustración por mi fallido negocio en los yunaites, mejor me iré con los verdaderos amigos a tomarme unos whiskys, pues además ya es viernes, fin de semana (Gil Gamés recordó hace poco en su columna de Milenio que decía el escritor Jorge Ibargüengoitia cuando tenía un serio problema: “Me metí a una cantina, pedí un whisky y me puse a esperar un milagro”). ¡Salud Deantes!

El ¿candor? de Duarte

Todavía no nos llegaban ayer los efectos de la tormenta tropical “Earl” pero en Veracruz, en Xalapa, llovió ayer… pero mucha caca de la corrupción que cubre al gobierno de la prosperidad.

Duarte ya no aguantó la presión mediática, el escándalo en los medios por las presuntas propiedades de su Secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, tanto en el país como en el extranjero, y cortó por lo sano pidiéndole la renuncia para tratar de salvarse también él porque ya lo estaban asociando.

Con el escueto boletincito de prensa que se emitió, que daba la versión oficial sobre las presuntas causas de la dimisión, el lado oficial cumplía, pero oootra vez el gobernador Javier Duarte perdió la gran oportunidad que tenía de quedarse callado y mostró un simulado candor que ya nadie le cree.

Tuvo la genial ocurrencia de dispararles a las grabadoras de los chicos de la prensa que desconocía las propiedades de Bermúdez (¿de veras?) y eso explica todo por qué Veracruz está como está a causa de su mal gobierno.

Si no sabía ni siquiera eso entonces no sabía nada, ni siquiera en donde ha estado parado o sentado, en la silla donde se supone que está el hombre más y mejor informado de todo Veracruz. Si no hay obra de gobierno, si las finanzas son un desastre, si se le debe a todo el mundo y si ni siquiera está al tanto de lo que son y hacen sus colaboradores, ¿entonces a qué se ha dedicado en estos últimos seis años?

El escándalo por el caso Bermúdez opacó otra información de la que habrá que estar al tanto. De la comparecencia de funcionarios y exfuncionarios de la prosperidad ante la PGR ayer en el puerto de Veracruz, de la que habrá de brotar mucha pus.

Lo alarmante para todos los prósperos es que al menos uno de ellos ya despepitó todo, según confesó. El mismo ex Contralor General, Iván López Fernández, declaró a la prensa que sí hubo simulaciones administrativas en el gobierno de Duarte y a confesión de parte relevo de pruebas.

López Fernández no es ninguna hermana de la caridad y está metido hasta el cuello en ese mundo de corrupción, pero se ve que trata de salvarse y que si va a ir al tambo se quiere llevar entre las patas a todos los que pueda. Lo va consiguiendo.

Más y mejor energía para Xalapa

Pero en medio de tanto escándalo, en Xalapa, en el municipio al menos hay buenas noticias, que reconfortan, como el hecho de que el joven alcalde Américo Zúñiga Martínez esté apostando por una agenda de sustentabilidad que podría traducirse en modelos de generación de energía, algo verdaderamente innovador.

Acaba de anunciar que, gracias a diversas gestiones, el Ayuntamiento de la capital del estado  recibiría más de 8 millones de dólares de inversión del Fondo Mundial para el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), lo que significa la mayor inversión histórica que ha recibido la ciudad en servicios municipales.

Este financiamiento internacional se destinaría a la instalación de un biodigestor que genere energía eléctrica aprovechando los residuos sólidos urbanos que producen Xalapa y la conurbación, sin duda  todo un cambio positivo en el modelo de la basura.

Por otra parte, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) valora ya la producción de gases de las aguas residuales de Xalapa para generar energía eléctrica, según informó el investigador Juan García Rojas, al recorrer las plantas de tratamiento de aguas residuales 1 y 2, es decir, la autoridad municipal está armando proyectos de gran visión, nada utópicos, sino reales y puntuales, capaces de hacer un cambio histórico en la vida de la ciudad, con el aprovechamiento de residuos que como población generamos.

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