Al término de esta votación, los acarreados, quienes piensan que sarán beneficiados con esta medida y que llenaron el recinto, aplaudieron dicha medida. En contraparte, los diputados de oposición del PAN, PRD, PT y Movimiento ciudadano, quienes tomaron la tribuna minutos antes, no dejaban de mostrar su desacuerdo a una medida, que a su decir, sólo perjudicará las ya muy dañadas finanzas públicas del estado.
Y cabe preguntarse, como algunos columnistas anotaran el día de ayer en diversos espacios, por qué Duarte ahora se preocupa por los empleados de gobierno, a los que golpeó en algunas ocasiones reteniéndoles el pago de sus salarios y en otros casos les redujo el sueldo en varias ocasiones. La respuesta es que a lo mejor son patadas de un gobernador ahogado y desahuciado, abandonado por su partido a nivel nacional y con un serio complejo de dictadorcillo.
Se consumó el berrinche de Duarte, y ahora, como si ya no tuviéramos suficientes, tendremos que lidiar con más godínez que tendremos que pagar con nuestros impuestos.