Las ratas

Javier
Javier Duarte y su gabinete
- en Opinión

Virginia Durán Campollo / Las ratas abandonan el barco. Unas en sigilo como Gabriel Deantes y otros en abierto como el Pato Silva. La cuestión   es que no quede huella. Vacían sus residencias de la casa chica y la  grande. Lo significativo es que Javier se queda solo. Sus operadores más cercanos, sus cómplices se van. Sobre todo Alberto, el que le habla al oído, cerca muy cerca y le metía ideas descabelladas, que el imberbe mandatario ejecutaba. Esas que lo hundieron cada día más y más. El responsable de su imagen, que al igual que la corrupta de Gina Domínguez Colío, lo empinó tanto que la deterioro.  Necesitaba un verdadero profesional, en esa responsabilidad, pues su imagen por sí misma no era aceptable. Sumado a sus excesos de  carácter, que le desfiguraban el rostro.  Muecas terribles, que le hicieron objeto de la burla y el desprecio.  De nada valió se hiciera una liposucción, o lo que fuera, porque lo de “el Gordo” le quedó para siempre. Ese adjetivo despreciativo, con lo que el pueblo veracruzano se vengara. La rabia no contenida, para quien empobreció y  descompuso el estado en todos sentidos.  Sus secretarios de despacho, grises e inútiles, están destruyendo documentos comprometedores; casas y departamentos se ponen a la venta o la renta; negocios que se cierran o traspasan; trabajadores despedidos y un gran revuelo. El éxodo duartista se ve, se siente.

*** Empleados como los de SEFIPLAN, que fueron asignados a las residencias de los altos mandos como servidumbre, hoy regresan a sus bases.

*** Ricardo Ahued, es ejemplo de lo que debieran ser los servidores públicos. Sabe las necesidades de la población, a la que conoce por el contacto directo a través de sus empresas, y las establece como prioridad. Tiene compromiso con la ciudadanía y trata de velar por sus intereses.  Por eso lo vemos en el Congreso estatal, con actitudes coherentes. Esto es lo que pide la ciudadanía de sus diputados. Que actúen con  valentía y no se amedrenten por nada. Es solo cuestión de imparcialidad. Las pretensiones de Duarte para evadir la justicia, no deben ser protegidas  por quienes deben velar por nuestros intereses.

*** Y para las agruras del mole…usted sabrá que tomar. Hasta la próxima.

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