¿Por qué la rebelión en el Congreso?

Ahued
Ricardo Ahued Bardahuil FOTO: MIGUEL ÁNGEL CARMONA/FOTOVER
- en Opinión

Arturo Reyes Isidoro / La honrosa excepción es Ricardo Ahued Bardahuil, priista, quien ha mantenido una línea de congruencia como diputado local en defensa de los intereses de los veracruzanos y en contra de las iniciativas del gobernador Javier Duarte de Ochoa que han atentado en contra de la población.

Por eso tiene sorprendidos a propios y a extraños que de repente otros “legisladores” más (nunca legislaron, sólo se concretaron a aprobar lo que les enviaban desde la Casa Veracruz) tanto del PRI como del PVEM, del Panal y de AVE, de pronto se pusieron la camiseta de opositores y la semana pasada frenaron el intento del titular del Poder Ejecutivo de que le aprobaran lo que ya se conoce como el blindaje de impunidad.

Con su insólita actitud impidieron cubrir las espaldas, aprobando a un fiscal anticorrupión y a un comisionado de acceso a la información que respondían a los intereses del Ejecutivo, a todos los implicados en el desvío de recursos públicos que tienen sumido a Veracruz en la peor crisis económica de su historia, para que no pudieran escapar a la acción de la justicia.

En forma verdaderamente abyecta, con la excepción del diputado Ahued y en ocasiones por el otro representante de Xalapa, David Velasco Chedraui, las diputaciones priista, del Partido Verde Ecologista de México, del Partido Nuevo Alianza y de Alternativa Veracruzana aprobaron iniciativas que muchas veces, o la mayoría, atentaron y dañaron severamente al pueblo veracruzano al que supuestamente representan, y en buena medida ellos son corresponsables del desastre en que está hecho el estado tanto porque aprobaron lo que no debían como porque no alzaron su voz para denunciar lo que estaba pasando.

Representando a un poder independiente (je je), en forma vergonzosa, a cambio de una comida o de una cena, prácticamente durante toda su gestión, que está por concluir en tres meses, fueron siempre a recibir órdenes, a someterse, a bailar al son que les tocaban, confundiendo filiación partidista con complicidad.

Algunos, teniendo ya muy claro todo el daño que se le ha hecho a Veracruz, todavía están dispuestos a aprobar medidas a todas luces atentatorias contra los intereses de los veracruzanos, tanto que el propio Comité Ejecutivo Nacional de su partido salió a reprobar.

Pero, ¿qué motivó ese repentino cambio de actitud de la semana pasada? ¿Es que de pronto les entró un remordimiento de conciencia por haber sido cómplices de todo el terrible saqueo? ¿O acaso verdaderamente los hizo reaccionar y los motivó la condena de la presidenta interina del CEN del PRI, Carolina Monroy? ¿Acaso entendieron que se trataba de un mensaje no sólo de ella sino del propio presidente Peña Nieto (ella es, además, prima de él) ante el riesgo de un estallido social de una población cansada de tanto abuso? ¿O es que les ordenó desde Barcelona el cónsul y ex gobernador Fidel Herrera Beltrán que no acabaran de agravar más la comprometida situación en que está ahora? ¿O es que, suplicantes, sus familiares los lograron conmover una noche anterior para que no le causaran más daño a Veracruz y a los veracruzanos? ¿O acaso fueron a confesar sus pecados y su confesor les recordó que van a arder en el infierno por tanto mal que le han hecho a muchos, a miles, a millones? ¿O por alguna otra razón?

Acaso hay un poco de todo aunque, eso creo, también los motivó su interés y su ambición personal: porque varios de ellos, o todos, o casi la mayoría querrán ser el próximo año candidatos a presidentes municipales y saben que corren el riesgo no sólo de recibir el repudio inmediato de sus paisanos, de que no puedan salir a la calle ni ir a sitios públicos sin el riesgo de que les reclamen, los abucheen o hasta los agredan, sino de que, de llegar a ser candidatos los reciban a pedradas cuando vayan en campaña a las comunidades.

O sea, porque de pronto se dieron cuenta de que de seguir aprobando lo que les envían desde la Casa Veracruz estarán cancelando su futuro político y la posibilidad de que sigan viviendo y disfrutando de los privilegios que da el poder, así sea el municipal. El jueves pasado, en Poza Rica, empresarios le pidieron a Alfredo Gándara Andrade que vote en contra también.

Con otra posible causa más: porque ya no le ven futuro político a Javier Duarte de Ochoa y no temen que tome represalias contra ellos cuando sólo le restan tres meses en el gobierno (noviembre ya no cuenta, porque será el de la transición) pero ya el poder que tenía se le agotó, y cuando saben que ya no los puede cañonear más porque ya quisiera dinero para las más elementales necesidades de su administración.

Porque está en desgracia política, dejado solo y a su suerte tanto por parte del Gobierno Federal como de la cúpula de su partido, inclusive de su padre putativo y tutor y en mucho causante de su desgracia, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán (¿por qué no ha salido públicamente en su defensa?).

Por todo lo anterior, porque pretenden lavarse la cara y de paso lavar la de la LXIII Legislatura, ya casi de salida, dejarán su servilismo ante Duarte y se opondrán a sus propuestas e iniciativas que quedaron pendientes la semana pasada, según me adelantaron algunos de ellos, y es posible que ahora se sumen otros más.

No aprobarán el regalo que está haciendo de la Casa Veracruz, ni la basificación de cinco mil trabajadores, ni los fideicomisos para pagar con el 3% a la nómina la deuda a provedores y prestadores de servicio, ni la cesión del WTC, ni su comisionado del IVAI y menos su fiscal anticorrupción.

Sobre este último, fue invitado a ocupar el cargo, si lo autorizara el Congreso, el doctor Francisco Berlín Valenzuela, quien no ha aceptado, aunque si la bancada del PAN le diera el visto bueno podría llegar a ocupar la posición. En cuanto a la Casa Veracruz, todos los vecinos de todos modos se están organizando ya para tomar la residencia en protesta por la posible donación, por lo que piensan cerrar el paso de vehículos pero también de personas hacia el inmueble

El jueves pasado, el diputado Ahued se opuso al nombramiento del fiscal anticorrupción por su vinculación con Duarte de Ochoa, algo que ya había adelantado que haría, pero esta vez se manifestaron también en contra en especial –así me lo han dicho varios de sus propios compañeros diputados– Mónica Robles Barajas y Gladys Merlín Castro (cómo no lo iba a hacer si su hija Carla Enríquez Merlín perdió la diputación local por Cosoleacaque víctima del rechazo ciudadano a la gestión priista de Duarte), pero también Jesús Vázquez González, Mariela Tovar Lorenzo, Gabriela Arango Gibb, Francisco Garrido Sánchez, Juan Cruz Elvira, Juan Eduardo Robles Castellanos, dirigente del PVEM e, insólitamente, José Ramos Gutiérrez de Velasco, de quien me dicen otros diputados ya le empezó a cambiar de color la piel pues se le está decolorando el rojo priista y le empieza a aparecer el azul panista.

Pero como si ello no hubiera sido suficiente, el sábado, también en forma insólita, otros cuatro diputados priistas, todos de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, Raúl Zarrabal Ferat, Belén Fernández del Puerto, Gustavo Gudiño Corro y Tonatiuh Pola Estrada, enviaron a la Comisión de Hacienda del Congreso local una solicitud para que retiren al World Trade Center de la lista de bienes que el Gobierno de Veracruz quiere entregar al Instituto de Pensiones del Estado.

También a estos sumisos de siempre les lava la cara su actitud de rebeldía pues afirmaron que su petición la hicieron en atención a que los representantes del sector turismo de la zona conurbada se oponen al despropósito del titular del Ejecutivo.

Y el Poder Judicial, ¿se somete también?

Por otra parte, la prensa y la oposición difundieron el viernes pasado que fueron citados a la Casa Veracruz magistrados del Tribunal Superior de Justicia, presuntamente para recibir línea sobre el nombramiento de los magistrados de la llamada sala anticorrupción del Poder Judicial, sin embargo, no hubo ningún pronunciamiento oficial al respecto.

Dos mujeres, lideresas nacionales de sus partidos

No había sucedido en México. Aunque en forma interina, pero dos mujeres ocupan la dirigencia nacional de su partido: Carolina Monroy, del PRI, y ahora Beatriz Mojica (estuvo viniendo a la campaña de Miguel Ángel Yunes Linares) del PRD. ¿Llegó la hora de las mujeres al frente de sus formaciones políticas? ¿Una mujer para el CDE del PRI de Veracruz?

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