¡Asesinos!

Seguridad
Javier Duarte y Arturo Bermúdez Zurita FOTO: WEB
- en Opinión

Virginia Duran Campollo / La muerte acecha en Veracruz. No lo registran los medios de comunicación sino la población. Miles de ultimados, en todo el estado. En una semana: 25 homicidios entre el puerto, Poza Rica, San Andrés Tlalnelhuayocan, Nogales, Soledad de Doblado, Gutiérrez Zamora.  La muerte ronda; dura, implacable. Niños, mujeres, ancianos, mujeres, hombres son las víctimas. Los victimarios la policía estatal y delincuencia organizada. Como son una misma, la dupla no para. Sea cobros, venganzas, hurtos, secuestros. Los jefes con los jefes, de cada bando, se reparten el pillaje. Cientos de veracruzanos lloran a sus muertos, desaparecidos, retenidos, violados. Es tierra de nadie. Matan por matar, drogados, alcoholizados, embrutecidos de nacencia. No puede más aguantar la ciudadanía, las escenas de duelo. De las familias, que les lloran y reclaman, a una autoridad que ni los ve ni los oye. Gritan en la puerta de Palacio: ¡Asesino!, ¡Cobarde!, pero el gobernador no escucha. Está tratando de evadir la justicia y busca como entrampar. Indolente, trata de proteger a su familia, cómplices, amigos íntimos…muy íntimos.  Veracruz ya lo enriqueció y ahora, cuida su botín de animal en celo.

*** Pareciera que toda la frustración que Duarte padece, hasta de identidad, es culpa del pueblo. Desde su trono, les ve como la plebe en desobediencia. Su falta de educación y cultura, lo limitan a lo material: sexo, alcohol, estupefacientes, promiscuidad. Los vecinos de Casa Veracruz, testigos mudos, narran como trascendían los bacanales estilo romano.  Como utilizaban a los cadetes de la Marina, como entretenimiento. No había discreción. Lo saben los chefs, “guarros”, personal de limpieza, jardineros, choferes.  Fiestas en el que el anfitrión, se vestía con túnicas alusivas. Un desquiciado, que se sintió Dios y tiene los pies de barro. No hay perdón, nunca lo habrá, para el sexenio más sanguinario de nuestra historia.  Apesta.

*** Ante el caos se debiera hacer juicio político, a Arturo Bermúdez Zurita por el fracaso de su encomienda. Por aliarse a los homicidas de la ciudadanía y vivir en una capsula rodeado de más de 70 agentes de seguridad, a su servicio mientras la delincuencia organizada ahoga a los habitantes de todo el estado. En Xalapa, donde habita el “señorito”, los robos se están dando a las 12 del día a casas habitación, comercios, escuelas, consultorios, iglesias, cines, plazas comerciales, restaurantes, cafeterías. Al amigo cercano del gordo, como le dicen sus “inseparables”, nadie le llama a cuentas. Su feudo, es todo el territorio veracruzano. Su fortuna la extracción que ha realizado, del cuantioso presupuesto del área. Urge una auditoria a fondo, antes que se pele.

***Los diputados del Congreso actual, tienen una responsabilidad histórica: frenar a Duarte de Ochoa en sus pretensiones, de violar la ley.   Es el reclamo de los veracruzanos. Desgraciadamente, trasciende las componendas monetarias de siempre y existe inquietud al respecto. Hoy es diferente. Está en juego Veracruz. Ya nos saquearon. Robaron nuestra tranquilidad, paz, armonía. Nos empobrecieron como nunca, robándose el dinero, principalmente, destinado a la salud y la educación. Han masacrado a miles de veracruzanos, ¿no es suficiente? Piensen en su responsabilidad. De lo contrario, el escarnio llegará hasta su familia y les avergonzará de por vida aunque sean millonarios.

*** El caso del joven Iván de Jesús Ayala Morales, el joven brutalmente asesinado, en su propia casa, es un verdadero escándalo. Un acto vergonzoso de la policía estatal de Bermúdez, que ya comentaremos.

*** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.

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