Armando Ortiz / Existe un proverbio en la Biblia que de alguna manera rige mi manera de actuar: “A jurado a lo que es malo para consigo y no obstante no lo altera”. Esta sentencia se encuentra en libro de los Salmos capítulo 15 versículo 4. El salmo se refiere a la lealtad que una persona debe tener a su propia palabra.
Si queremos ejemplificarlo podemos suponer que una persona ofrece su auto en 50 mil pesos, da su palabra a un comprador quien regresará al día siguiente con el dinero para pagarlo. Sin embargo en el transcurso del día llega otro comprador y le ofrece 60 mil pesos. El vendedor del auto puede argumentar que no hay papel escrito y que lo único que existe es un acuerdo de palabra. 10 mil pesos más se le pueden hacer tentadores, sin embargo, cuando la persona es leal a su palabra, a pesar de que ello le signifique no ganar esos 10 mil pesos extra, decide mantener lealtad a su palabra; “a jurado a lo que es malo para consigo y no obstante no lo altera”.
Tener palabra es más valioso que tener valor o riquezas. Tener palabra significa que uno es entero; una persona con palabra difícilmente se puede hacer añicos con proposiciones faltas de ética.
En la contienda que pasó fuimos testigos de un pacto entre los senadores Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrilla. En ese pacto se decidió que Pepe Yunes habría de ceder el paso a Héctor Yunes como candidato de unidad, con la certeza de que Pepe sería el candidato en el 2018. Fue un pacto entre senadores, entre dos políticos que han labrado su prestigio a partir de cumplir su palabra.
Sin embargo el senador Héctor Yunes ahora sale con el argumento de que ese pacto ha caducado, simple y sencillamente porque no estaba contemplada la derrota en los términos de dicho pacto. Los que escuchamos ese pacto, escuchamos simplemente que Héctor iba a ser el candidato en 2016 y Pepe el candidato del PRI en 2018; nunca se habló de cláusulas ni de circunstancias adversas. El senador que en ese momento decidió ir como candidato del PRI en 2016 sabía, y se lo hicimos ver, del lastre que significaba el gobierno de Javier Duarte. No iba con los ojos cerrados, no es un muchacho de 16 años, es un hombre curtido en las lides de la política y como tal debería cumplir su palabra.
“A jurado a lo que es malo para consigo y no obstante no lo altera”. Héctor tuvo su oportunidad, Pepe lo apoyó en la contienda. Justo es que ahora Héctor apoye a Pepe Yunes para que éste busque la gubernatura de Veracruz. De otra manera generaría una atmósfera de divisionismo en su partido, o en lo queda de su partido. Debe recordar Héctor que no sólo están ellos con las aspiraciones gubernamentales. Se le han cortado varias cabezas a la hidra de la “Fidelidad”, pero otras cabezas siguen vivas. Ya por ahí se asomó Érick Lagos, Jorge Carvallo, Alberto Silva y hasta Érika Ayala tiene sueños rancheros. Si no hay unidad en los dos senadores, estos sujetos, que mantienen su vínculo con Fidel Herrera y con Javier Duarte, se harán del partido y al final serán ellos los que decidan quién será el candidato.
Pepe Yunes no tiene dudas, el buscará la candidatura para gobernador en 2018. Para ese entonces se espera que muchos de los que saquearon Veracruz ya se encuentren en la cárcel, incluyendo al gobernador actual.
Si Héctor no cumple su palabra ahora, ¿quién querrá pactar después con él?