Unas ratas se van, otras se quedan

Ratas
Palacio de Gobierno
- en Opinión

Édgar Hernández* / Toda lucha política es como la guerra. Hay vencedores y vencidos, pero también hay camaleones y oportunistas; chapulines y arribistas.

En Nicaragua, luego de 60 años de una dictadura sangrienta, el pueblo por la vía de la revolución sandinista, decidió poner fin al genocidio y abuso de poder.

Así, al triunfo de la guerrilla y expulsión de su nefasto presidente Anastasio Somoza se inició la trasmisión del poder previa entrega de las armas de la guardia nacional. Parecía que por fin la democracia, como crisol, arribaba a ese país bananero, pero algo sucedió.

De pronto los operadores del somocismo, los mismos artífices de las matanzas, violación repetida de los derechos humanos y saqueadores públicos, enfundados en el paliacate rojinegro, símbolo del sandinismo, fueron incorporados a las tareas de la reconstrucción nacional.

La misma Guardia Nacional, fue investida como ejército de liberación nacional y transitó de un estatus de poder a otro.

¿Qué había pasado?

Pues simple y llanamente que el Frente Sandinista de Liberación Nacional sabía cómo pelear y derrotar al enemigo, pero no como gobernar y conducir al país por la senda democrática.

Por ello el “Grupo de los 12”, encargados de la reconstrucción nacional compran la idea de aprovechar la experiencia de los somocistas que no hicieron otra cosa que seguir disfrutando las mieles del poder, en la simulación, hundiendo por décadas a la nación liberada.

En Veracruz se corren riesgos similares.

Cinco mil 400 fidelistas que ocupan puestos de primer nivel –de los 83 mil con que cuenta la abultada burocracia veracruzana- están prestos a defender sus cargos de privilegio y a no permitir que bajo ninguna circunstancia se los arrebate Miguel Angel Yunes Linares.

En una palabra impedirán, cueste lo que cueste, se atente contra la pereza que les genera el escalón burocrático. Parten de la pobre consideración que en dos años le es imposible al nuevo gobernador limpiar de tanto excremento el aparato.

Y es que son muchos los frentes abiertos y poco el tiempo de operación gubernamental por lo que cientos, miles de burócratas confían en transitar de la Fidelidad al Yunismo sin bronca.

Ya por lo pronto desde ayer se observa el desfile de oportunistas, de los otrora entregados a las causas de la Fidelidad, del Duartismo, del Héctorismo; de políticos priistas, de periodistas, editores y columnistas arrodillados al nuevo poder opositor, de esa burocracia acomodaticia que fue a aplaudir a la Plaza Lerdo al nuevo Tlatoani.

Yunes Linares por lo pronto habrá de descabezar el gabinete, a penetrar en las paraestatales, a cambiar todas las delegaciones federales, a reestructurar, fideicomisos y comisiones de alto rango, pero difícilmente podrá llegar a segundos y terceros niveles que son quienes en realidad operaron toda la escalada corrupta de saqueo a las arcas públicas.

Y tal vez mañana recuerde que en Veracruz se olvidó el Servicio Profesional de Carrera.

Que se hizo a un lado el escalafón y los últimos en la fila hace 12 años siguen últimos en la fila. No hay oportunidad para los jóvenes, tampoco para las mujeres profesionistas. Nadie, que no sea del círculo de poder tiene la más mínima chanza. Menos los hombres cuarentones. Tampoco los egresados de las universidades, ni la gente que emigra del campo a la ciudad en espera de mejores oportunidades.

Se habrán de colar en el nuevo gobierno todas esas rémoras cómplices que se mantuvieron por el camino de la loa y elogio, del reclinamiento y “¡Lo que usted ordene!” cuando pregunte la hora el jefe.

Son 80 mil millones de pesos lo que se paga anualmente a la burocracia. El 80 por ciento de lo que se ejerce como presupuesto anual. Tan solo 33 mil millones son para el pago de maestros y presupuesto de la SEV.

Algo no cuadra.

Son viejos vicios que nadie se atreve a tocar.

Decenas de sindicatos apoyan y avalan la escalada burocrática de decenas, de miles de holgazanes que gracias a las recomendaciones del compadre o producto de complicidades inconfesas –sexo incluido- engordaron el aparato de tal suerte que hoy es insostenible.

Nuevos vientos habrán de correr en Veracruz a partir del primero de diciembre y lo deseable es que la limpieza del gobierno vaya a fondo y no solo cumpla con el requisito de cubrir el expediente de ese primer nivel dejando olvidado el de abajo que representa todo el cáncer que ha descompuesto el tejido social.

No se puede cambiar para seguir siendo igual.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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