El candidato ideal

Candidato
Candidato Ideal
- en Opinión

Tomás R. Domínguez Sánchez / 

Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes

Aristóteles

Vivimos tiempos difíciles, en los que existe una grave crisis de valores que no se puede negar y que ha llevado a la sociedad a un punto que no habíamos imaginado, porque somos testigos de cómo día a día el país es saqueado de una forma descomunal, y que, sin el más mínimo recato sacan y sacan recursos de quien sabe dónde y se lo llevan directo a sus bolsillos, vivimos en un tiempo en el que el país ya no da para más, estamos al límite del colapso social y cada vez hay más pobreza, más hambre, menos oportunidades de empleo y crecimiento personal, hemos llegado al punto en el que ya no basta prometer, es ahora cuando los candidatos tienen que ir mucho más allá de la simple promesa de mejorar las cosas, se necesitan acciones concretas y decididas que respondan a las necesidades directas de la población y es momento de dejar de lado el compromiso que tienen con sus partidos para obedecer sus propios intereses.

Ya arrancaron las campañas políticas rumbo a la integración de la próxima Legislatura del Estado de Veracruz y durante casi un mes vamos a ver a los candidatos en busca del voto, algunos luciendo una gran opulencia presupuestal con muchos spots de televisión y radio, además de grandes lonas y espectaculares, también vamos a ver a otros que estarán casa por casa pidiendo el voto porque no tienen recursos para implementar otro tipo de estrategia publicitaria más que la del acercamiento directo con las necesidades de la ciudadanía xalapeña y que andarán caminando por todas las colonias de la ciudad.

Es fundamental reconocer el hartazgo y repudio que la ciudadanía le tiene a la política, y cómo no, si vaya que el concepto se ha deformado tanto ya que en tiempos de Aristóteles en la Antigua Grecia la política era un arte para gobernar, siempre en beneficio de los gobernados persiguiendo ciertos objetivos enfocados al progreso, ahora, en nuestros tiempos, la política es sinónimo de corrupción y de enriquecimiento. Pero siempre es buen momento para cambiar, para iniciar un nuevo rumbo, se necesita de mucha tenacidad y voluntad para hacerlo posible.

Así que un candidato ideal es el que marcará la diferencia con nuevas acciones que se enfoquen en el beneficio directo de la ciudadanía traduciéndose en un menos bla, bla, bla, para convertirse en un hacer, además no debe tener “compromisos” de partido, es decir, debe ser aquel que garantice con hechos que defenderá siempre los interese de las personas y no los de sus jefes. El candidato ideal será aquel que a pesar de la opulencia económica de los otros partidos pueda salir adelante innovando la forma de hacer política, porque como bien lo dijo el gran Aristóteles, un estado es gobernado mejor por un hombre bueno, que por unas buenas leyes.

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