Crecer sin corrupción

- en Opinión

Filiberto Vargas Rodríguez / Al entrar al salón quedé gratamente sorprendido por la capacidad de convocatoria de mi amigo José Luis Santiago. El recinto estaba repleto. Más tarde entendí la razón: Al menos la mitad de los asistentes formaban parte de la numerosísima directiva del Instituto Político Empresarial.

El evento, sin embargo, sirvió para acercar al virtual candidato priista a la gubernatura, Héctor Yunes Landa, con uno de los sectores más lastimados en los años recientes, el empresarial.

Con mucha jiribilla, el dirigente nacional de los empresarios priistas, Vicente Gutiérrez Camposeco, hizo referencia a la impagable deuda del gobierno de Veracruz con el sector privado.

La respuesta no tardó en llegar.

«Las deudas son del gobierno, no de los gobernadores, y una vez que asuma el cargo habré de saldar los pasivos», dijo Héctor Yunes, aunque advirtió: «Claro, en la medida que me lo permita el presupuesto».

Héctor Yunes aprovechó el foro para hablar de un tema que ocupa importantes espacios en los discursos de quienes aspiran a la gubernatura: La corrupción.

El precandidato priista dijo lamentarse de que la imagen de Veracruz hoy esté manchada por los malos manejos de los fondos públicos y ofreció a los presentes devolver a la entidad su prestigio como un estado de gente buena, honesta.

Héctor Yunes ha entendido que el de la corrupción es un tema que les duele a los veracruzanos y lo ha retomado porque tiene los argumentos y la calidad moral para hacerlo. Él ya hizo públicas sus tres declaraciones (patrimonial, de intereses y de impuestos) y puede mirar de frente a los ciudadanos para pedirles su voto, porque no lo pueden tachar de corrupto.

Lanzó el reto al aire: Aquellos que aspiren a gobernar Veracruz deben demostrar,  en primer término, que tienen una trayectoria limpia, que no tienen antecedentes de  corrupción. Hasta ahora ninguno se ha dado por aludido.

Y es en esa pauta, en ese tono en el que debe conducir Héctor Yunes su campaña, presentando propuestas concretas, pero además contrastando su trayectoria con la de sus contendientes. Nada de infundios o diatribas, sólo datos concretos que los veracruzanos puedan procesar y tomen en cuenta al momento de emitir su voto.

Héctor Yunes habló con los empresarios de los temas que más les interesan. Ofreció trabajar con el sector privado de Veracruz en la realización de obras y acciones de la administración pública, de manera que los recursos que inviertan los gobiernos estatal y federal se queden en la entidad y ayuden a la reactivación económica que tanto se requiere.

No se deben pasar por alto, sin embargo, las fortalezas que este estado posee, algunas de las cuales fueron destacadas el pasado viernes, en un artículo publicado por el periódico El Universal, por el diputado federal Alberto Silva, quien mencionó que según Coneval, Veracruz ya no se encuentra entre las cinco entidades con mayor pobreza de México. Es, además, el destino número uno del país en materia de turismo nacional y el segundo productor de alimentos del campo. Agregó que nunca en su historia Veracruz había recibido tanta inversión directa nacional y extranjera.

Quizá tenga razón, pero eso hace aún más dramática la situación de los veracruzanos, quienes siguen sin percibir en sus bolsillos el reflejo de cifras tan optimistas.

Veracruz necesita crecer a un mayor ritmo para abatir muchos de los males que hoy le aquejan.

Un mayor dinamismo económico, complementado con políticas públicas enfocadas al bienestar social y un combate frontal a la corrupción, darán como resultado la mejoría en las condiciones de vida de los veracruzanos.

Ahí está la clave.

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